La peligrosa proliferación de Cuerpos de Bomberos
Si hay algo que anda muy mal en el bomberismo chileno, es la facilidad con que se otorga personalidad jurídica a los que desean formar un “Cuerpo de Bomberos”.
Si bien el diccionario de la Real Academia da un sinnúmero de definiciones para la palabra cuerpo, algunas de las cuales sirven para mi teoría, sigo quedándome con la sensación que cuando se habla de cuerpo, se piensa en algo que contiene varios componentes unidos en torno a una función común, o que conforman un todo.
Poniéndolo claro y simple, me cuesta aceptar que pueda llamarse Cuerpo de Bomberos a una Compañía o Brigada que se organiza en alguna parte, en el mejor de los casos, por personas bien intencionadas, que desean servir a la comunidad apagando incendios y actuando en otras emergencias.
Por llamarse Cuerpo de Bomberos, pasan a ser autónomos, recibir subvención del estado y actuar independientemente, sin necesidad de demostrarle a nadie que están capacitados y equipados para la función que asumen.
Y las autoridades, sobre todo el Alcalde y la comunidad asumen que quedaron muy protegidos y que con esta “adquisición” se refuerza la imagen Comuna y no se está creando ninguna fuente de problemas.
Es verdad que no se ven tantos problemas como podría creerse, quizás por esa virtud de los Bomberos de no armar problemas en las emergencias, sino antes o después.
Pero el tema no es necesariamente ése, sino la cantidad de Bomberos y baja calidad de recursos y servicios que en general exhiben esos cuerpos de una Compañía, que aparte de que deberían estar obligados (y no lo están) a tener un mínimo de voluntarios para las emergencias, tienen que encontrar varios para ser oficiales generales y otros para la compañía, quedándoles “muchos caciques y pocos indios”
Por suerte, en general también esos cuerpos atienden muy pocas emergencias en el año y generalmente los apoyan otros cuerpos cercanos.
Lo que planteo no debe ser agradable para varios, pero creo que son importantes inquietudes que vale la pena compartir y discutir.
Por los diferentes motivos que planteé en un artículo anterior, han surgido montones de cuerpos en los últimos tiempos, sin que nadie con una visión bomberil global y de peso específico se oponga.
En realidad, la Junta Nacional emite un informe al Ministerio de Justicia, favorable o desfavorable a la creación de un nuevo cuerpo, ya que la Junta no tiene una política definida al respecto, y el ministerio decide si le otorga la personalidad jurídica o no. Ahora si el otorgamiento se produce en contra de lo sugerido por la Junta, ésta no reclama como debiera.
Se aduce la libertad de asociación establecida en la Constitución de la República para otorgar la personalidad jurídica, pero por lo menos conozco el caso en que se intentó crear un cuerpo en Cerrillos (RM) y no se otorgó, a pesar de lo establecido en la carta fundamental. En todo caso gracias a Dios fue así ya que habría sido una locura.
Pero el ejemplo sirve para destacar que se puede negar y se ha negado la personalidad jurídica, si se quiere.
Según mis cálculos deben haber aproximadamente 80 cuerpos que tienen sólo una compañía. Es decir un 27% del total de Cuerpos de Chile.
Es cierto que muchos están ubicados en comunas o zonas alejadas de la Dirección General o Cuartel General, según se le llame a la ubicación física del Mando del Cuerpo.
También es cierto que en muchas ocasiones la falta de equidad de los Cuerpos en la entrega de recursos a las Compañías ubicadas en los sectores mas alejados es evidente, pero la solución no es formar un nuevo cuerpo sino ayudar a mejorar al que tiene problemas de administración.
Si ya hemos hablado de la falta de calidad o cualidad de muchos Bomberos para ejercer cargos, sobre todo los de administración y finanzas por la cantidad de controles que cada vez son mayores por parte de la SVS, salta a la vista la dificultad de hacer las cosas bien si hablamos de cuerpos ubicados en pequeñas comunidades aisladas.
Cuando los cuerpos no pueden entregar bien y oportunamente sus rendiciones caen en suspensiones transitorias de sus subvenciones, con lo que se le empiezan a acumular las deudas. Cuando llega el agua al cuello recurren a la Junta, la que puede apoyarlos o no con un préstamo o un aporte extraordinario. Si les va mal se contactan directamente con la SVS que también si lo decide, le libera los dineros a pesar de la falta de rendición de gastos.
La autonomía de los Cuerpos implica manejar su disciplina interna y normalmente no tienen opciones de apelación en sus estatutos, por lo que no hay una segunda instancia y la Junta tampoco la puede ejercer, por lo que el que se siente perjudicado recurre a un recurso de protección
Tengo claro que es una problemática de difícil solución, pero en vez de abordarla de un modo racional, se evita, se soslaya, esperando que alguien la solucione. ¿Pero quién y cuándo?
Con este “dejar hacer” en una actividad tan importante como el bomberismo, día a día se va hipotecando la autonomía de los cuerpos, ya que a mayor proliferación de éstos y de problemas aumentan las posibilidades de recursos de protección por falta a los estatutos o disciplina, o denuncias por manejos financieros y falta de control interno.
No faltará la “desinteresada” participación de alguna autoridad política, que ayudará a que los bomberos solucionen “sus” problemas y eso ¿no es perder autonomía también?
Aquí es donde me complico, ¿qué están haciendo los Bomberos para solucionar sus problemas y defender su tan preciada autonomía?
Creo que se han ido dando en los últimos años, preocupantes ejemplos de situaciones donde queda demostrada la falta de una disciplina o ética mínima, general y pareja que se exija a todos los Cuerpos y Consejos Regionales. Una vez que se acuerde y aplique, hay que plantear las dificultades claramente al Gobierno.
Hay algunos casos que son aberrantes: El Director de una compañía se pelea con el Superintendente y traspasa la Compañía a otro Cuerpo. Una Compañía se declara en rebeldía contra su Cuerpo y se transforma en otro Cuerpo. Un Superintendente determina que un barrio de otra ciudad está mal atendido por el Cuerpo que le corresponde, e instala una compañía de su propio cuerpo.
Y no se hizo nada eficaz por impedir estas irregularidades que hieren profundamente el espíritu del bomberismo chileno.
Como me dijo una autoridad de gobierno respecto a uno de esos casos: ESTE ES UN PROBLEMA DE USTEDES, LOS BOMBEROS. Y tiene toda la razón. Si no somos capaces de solucionar nuestras situaciones, con qué cara le exigiremos a las autoridades que nos respeten.
Creo que vamos por el camino errado, si intentar negociar caso a caso fuera un camino.
No hay unidad en el bomberismo chileno: La autonomía permite mucha libertad en una actividad que debe ser esencialmente disciplinada y ética, tanto en lo operativo como en lo administrativo.
En lo administrativo la dirección nacional no puede dar órdenes sino recomendaciones.
Si bien la plata es de los Cuerpos de Bomberos, hay obligaciones que cumplir corporativamente con las autoridades. Si la Junta exigiera el cumplimiento e intentara sancionar, los Cuerpos pueden ir directamente a la SVS.
En lo operativo, la Junta no tiene nada que decir ni puede hacerlo, por lo que nadie garantiza un estándar de calidad en el servicio a lo largo de Chile.
Tampoco una autoridad bomberil nacional puede tomar un compromiso real con autoridades de gobierno, porque los cuerpos si quieren lo aceptan. Por eso las ceremonias en que se firman convenios o actividades en conjunto son actividades más vistosas que efectivas, ya que deberán ser ratificadas por los propios Cuerpos.
Sólo la Ley obliga a los Cuerpos y eso es prerrogativa solamente del Estado.
“Una patria chica dentro de una Patria grande” dijo el presidente Lagos, en una brillante descripción del bomberismo chileno, pero ¿tendría claro que en el fondo hay 301 patrias chicas, por los 300 Cuerpos y la Junta?
El tema es complejo y muy preocupante y debería tener alta prioridad. ¿La razón? La repito, aprovechando la autonomía de los Cuerpos, la Superintendencia de Valores y Seguros está influenciándolos contra la Junta Nacional, con qué propósito lo ignoro, pero igual se percibe grave.
Y la Junta no reacciona. ¿Esperará despertar un día con sólo la mitad de los Cuerpos adheridos a ella?
Y así cada día la SVS avanza más y la Junta permanece paralizada. ¿Qué se espera para enfrentar esta situación?
Mientras no se decida empezar a trabajar en un proyecto que tienda a normar la situación de los bomberos chilenos en no sé cuantos años más, creo que por una vez el Directorio Nacional debe exigirle a las autoridades que definan cuál es su posición respecto a los bomberos, cuál es el rol de la SVS y hasta cuando seguirán autorizando la formación de nuevos cuerpos, atomizando al bomberismo y dejando a muchos pequeños expuestos a malos manejos por desconocimiento o incapacidad.
Pienso que como se visualiza el futuro, cada vez habrá mas dificultades con los Cuerpos de una sola Compañía por problemas de recursos humanos y técnicos, que a la larga debilitan el sistema en general. El ideal sería que se agruparan a nivel provincial por ejemplo, adquiriendo una estructura central que les entregara apoyo administrativo y en la presentación de proyectos a las autoridades por ejemplo.
También tendrían mas peso ante los gobiernos locales.
Pienso que para llamarse Cuerpos de Bomberos deberían tener a lo menos dos compañías justificadas y funcionando bien.
Por el contrario, si se forman para que el Alcalde se dé un gusto, o para que un grupo de personas o ex bomberos funden su propia organización, que se llamen Estación, Grupo o lo que estimen más pertinente y que dependan directamente de la municipalidad, con personalidad de agrupación comunal, como se han dado, dejando la responsabilidad por la emergencias a los Bomberos que atienden esa Comuna y no interfiriendo en su trabajo.
Además, aunque no es un tema que se reconozca como problema aún, la votación ponderada de los Cuerpos tendrá que discutirse para cualquier intento de mejorar la gestión de los Bomberos a nivel nacional.
Mientras más cuerpos existan, más serán los problemas y más complicado evitarlos y resolverlos y se deberán gastar más de los escasos recursos económicos para organizar una infraestructura de control, mayor a la actual y así y todo, de no mediar una acción decidida de la Junta Nacional, se podrá recurrir directamente a la SVS...
¿Hacia donde vamos o hacia donde nos llevan?