06 febrero, 2008

Generosidad


Desde ATINA BOMBEROS rendimos nuestro homenaje a Gabriel Lara Espinoza (Q.E.P.D) Bombero de la Cuarta Compañía y Mártir Nº 68 del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, caído en el incendio del Cerro La Cruz. ¡¡Honor a su nombre y paz y conformidad para su familia y compañeros de ideal!!

Es el paradigma de la generosidad máxima: Entregó su vida por los demás. Todos lo lloramos y decimos que es un ejemplo, no para imitar, sino de lo que puede significar la entrega sin límites que un Bombero jura al ingresar.

Y ante episodios más cotidianos, menos graves y no por ello menos importantes, ¿somos generosos?



Aunque ya nos planteábamos en ATINA BOMBEROS que posiblemente no vale la pena seguir hablándole al viento, nuestro instinto primario de sobrevivencia bomberil voluntario privada, no nos permite quedarnos callados por mucho tiempo, al ver que hay tantos aspectos débiles en nuestra organización y no se nota inquietud para mejorarlos.

Esos aspectos aparecen por muchas partes. Ahora nos referiremos a dos, importantísimos y ya comentados, que complementan el diagnóstico que hemos denunciado desde hace mucho tiempo y que demuestran que hace falta una visión superior hacia la actividad bomberil chilena.

El primero: La tibia y cómoda postura de la Junta Nacional ante las autoridades de gobierno y los Cuerpos. El segundo: La inexistencia de análisis del trabajo de un cuerpo en incendios o catástrofes grandes que sean conocidos y compartidos con otros cuerpos para ayudar a mejorar la labor de todos.

Ejemplo del primero, que viene desde la Junta, es estos días:

“En parte de su conversación con los dirigentes de bomberos, resaltó que si bien bomberos presta un servicio público, debe actuar igual que una empresa privada gestionando sus propios recursos para prestar siempre su servicio a la comunidad.” (Página Web de la Junta del 1 de febrero 2008 del Presidente Nacional en entrega de carro reasignado a Cuerpo de San Pedro de la Paz).

Como es obvio, no podemos estar de acuerdo con esa posición, ya que es insistir en considerar a los cuerpos como estancos y no reconocer que son parte de un sistema, desde lo económico hasta lo operativo y donde la Junta debiera tener mucho que decir y hacer.

También que al desconocer la importancia de los recursos económicos y las grandes diferencias que existen entre los cuerpos, la Junta se reafirma como proveedora y no como gestora de recursos, olvidando que se supone que representa a los Bomberos ante el gobierno.

Ante esta típica actitud se le entrega la voz a los políticos que quieren mostrarse preocupados por los bomberos y aprovechan alguna desgracia grande para hacer declaraciones públicas que normalmente no tienen seguimiento ni resultados.

Como lo hemos dicho tanto, no hay una autoridad bomberil representativa de los Bomberos que tenga fuerza para plantear los problemas, porque tampoco hay una Organización Bomberil Chilena. Y claramente el interés por tenerla no se ve.

Para el otro aspecto, queremos dejar expresa constancia que no nos referimos a ninguna emergencia en particular, sino a las más grandes que han ocurrido en los últimos tiempos a lo largo de todo Chile y que mencionamos hace un tiempo con respecto al incendio del Casino de Pucón, además del posterior terremoto del norte.

Lo oficial y legal es que los Comandantes deben enviar sus informes al Ministerio Público cuando éste lo solicita. Eso se cumple.

Lo que postulamos es que frente a grandes emergencias debiera haber una evaluación técnica por parte de bomberos especialmente calificados, que analice lo sucedido y saque conclusiones que posteriormente se compartan con los otros cuerpos para enriquecer el conocimiento, imitar lo bien hecho y tratar de evitar en lo posible, cometer los errores que eventualmente pudieran aparecer.

Muchos cuerpos tienen departamentos audiovisuales que graban lo principal de los incendios.

Por supuesto que la mayoría de los comandantes dirá que ningún incendio es igual a otro, lo que es así obviamente - como todo en la vida por lo demás - pero sentimos que la firme es que nadie o muy pocos estarían dispuestos a compartir con profundidad su experiencia y menos aún estar disponibles para recibir críticas o aportes.

Ahí aparece con firmeza el concepto de “autonomía” y el del “casco de la sabiduría”.

Y también aparece ATINA BOMBEROS planteando que para tener una organización bomberil sólida y respetada de verdad a escala nacional, debemos interactuar organizadamente, tanto en lo administrativo como en lo formativo-operativo y que ante la ausencia de cursos especializados se puede nutrir por lo menos con el conocimiento de las experiencias de otros y eso se consigue sólo con generosidad, solidaridad y humildad.

Así como ante opiniones categóricas de comandantes de currículum desconocido ante situaciones complejas, algunas veces nos hemos preguntado ¿donde estará la base técnica? Repreguntamos en lo ya típico nuestro: ¿Cómo se puede avanzar para conseguir un nivel de calidad mínimo parejo para todos los mandos?

Lamentablemente en la mayoría de los cuerpos se elige para Oficial General al más simpático o de mejor carisma, o que haga el mejor cambullón y no el que tenga mejor malla curricular, ya que en general no existen.

Si se aceptara que ésa es una realidad, además que nada ni nadie obliga a los comandantes a cursar y aprobar cursos de perfeccionamiento, es preocupante que en algunos cuerpos, sobre todo pequeños, personas con poco know-how asuman toda la autoridad y responsabilidad que le otorga la ley en un incendio.

Y la organización bomberil acepta esta situación como natural y tradicional, sin sopesar el compromiso que se asume, ni pensar que posibles errores graves pueden afectar a personas, bienes, la imagen y el prestigio del bomberismo nacional y abren las puertas al cuestionamiento de ser privados y voluntarios, además de posibles demandas civiles.

Quizás esa es una de nuestras principales falencias: Seguir pensando que estamos igual que hace 100 años atrás y que el mundo y nuestro Chile no han evolucionado.

Si nos acordamos que hace menos de 50 años, los bomberos de dos compañías en un incendio eran capaces de pelear a puñetes el armar un grifo. O que la compañía que agarraba el mejor grifo armaba todos los pitones que podía, o se las arreglaba para no convidar agua. O por broma se pitoneaba a propósito a bomberos de otra compañía. Cuando el trabajo como Cuerpo prácticamente no existía... Claro que era más deportivo y entretenido, pero poco profesional. Y se pudo cambiar, ¿por qué ahora no podemos pensar que se puede seguir mejorando, esta vez hacia los otros cuerpos?

La actividad bomberil se ha profesionalizado muchísimo en todas partes y los bomberos chilenos estamos orgullosos de estar entre los mejores, pero no por eso podemos sentarnos en los laureles, ya que hay ojos que nos observan sin simpatía y esperan cualquier tropezón para cuestionarnos.

Hemos avanzado mucho, pero ahora hay que dar otro paso: Compartir con los otros cuerpos para mejorar el servicio como un todo, especialmente el de los cuerpos más chicos.

Es lo mismo que estamos planteando siempre: Debe buscarse la articulación del bomberismo chileno en todo, lo administrativo y lo operativo. Y se puede lograr con decisión de hacerlo, compromiso y generosidad.

Y eso debe venir desde la Junta, para comprometer a los Cuerpos y conseguir algo valioso y operativamente útil, pero una vez más se quedó en la forma.

En ATINA BOMBEROS nunca hemos estado de acuerdo en los Comandantes Regionales, porque sirven de muy poco. Quizás para encabezar un desfile si el comandante dueño de casa o el del cuerpo más antiguo lo permiten, pero para poco más, ya que normalmente en vez de preocuparse de unir voluntades para trabajar en conjunto temas operativos y de capacitación, se intenta imponer normas y centralizar el poder, alejando de inmediato a los otros comandantes.

Somos más partidarios de los Comandantes Provinciales, que casi no existen, (aunque son reemplazados en el hecho por amistad o necesidad entre cuerpos aledaños) ya que pueden elegirse entre los que tienen el mando de los cuerpos que muchas veces deben trabajar juntos en incendios o emergencias grandes y por lo mismo pueden acordar claves a usar, métodos de trabajo conjunto, planificar el auxilio que se puede prestar sin dejar comunas sin atención o aprovechando las especialidades (forestales, rescate o hazmat) que algunos pudieran tener mas desarrolladas y por lo mismo dar un servicio mas eficiente. Tampoco en muy fácil, pero es mucho más factible de conseguir porque trae beneficios prácticos.

Lo hemos dicho siempre: El exagerado personalismo es una de las principales falencias de los dirigentes bomberiles y es muy substancial, ya que atenta contra el profesionalismo de la actividad como un todo.

Hay que sacar de la cabeza de los bomberos y sus dirigentes que un cuerpo es mejor que otro, (es decir el mío versus otros) Todos somos arbitrarios en el análisis. Es casi como comparar el hijo de uno con el de otro. Sin dudas que detrás está presente el amor y el orgullo, que es indispensable en toda actividad, pero que muchas veces nos ciegan o nos privan de ver la realidad, sobre todo nuestros defectos o falencias.

Insistimos, la Junta Nacional debe preocuparse de este tema y debería iniciar algún tipo de acción al respecto con los cuerpos más significativos, al igual que en lo administrativo, ya que estamos dejando espacios abiertos donde pueden ingresar otros que nos ven con una perspectiva muy diferente. Y tienen más poder y medios que nosotros...

Ya se están comenzando a escuchar nombres como posibles candidatos a presidir la Junta Nacional. Ojalá que entre sus planes y programas aparezca alguna preocupación ante estos aspectos.

Es un tema que parece que volveremos a tratar en el futuro...

ATINA BOMBEROS