26 noviembre, 2005

Resulta difícil ser Bombero chileno


Cuando yo era chico, soñaba con ser Bombero. Gracias a Dios se me cumplió ese sueño. Estoy feliz de ser Bombero desde los 18 años.

Hoy, 40 años después, también hay muchos niños que desean ser Bombero cuando grande. Se puede comprobar en las entrevistas que le hacen a los niños pequeños y donde esta “profesión” compite con la de doctores, astronautas, enfermeras, marinos o soldados.

Es curioso pero el combate al fuego destructor aparece atrayente desde muy niño. Usar o jugar con agua también es entretenido. Además los bomberos visten llamativos uniformes, con botones y cascos brillantes, viajan al incendio en Bomba, haciendo sonar las sirenas y centelleando las balizas. Se ven como los héroes buenos.

Sin duda adrenalina pura emanada desde lo mas profundo de nuestros mejores sentimientos del alma.

Desde hace años se ha ido canalizando esta inquietud en las brigadas juveniles, que los Cuerpos o las Compañías han formado para cultivar en los pequeños ese amor que sienten por esta vocación.

Este anhelo infantil-juvenil es apoyado con otras acciones que se sienten como vitales para ser un buen Bombero cuando grande, como preocuparse de estudiar, entender que hay que trabajar también, aprender de bomberos, desarrollar otros valores y empezar a conocer la historia y las tradiciones.

Y este proceso que comienza a los 12 años de edad culmina a los 18, cuando los jóvenes están capacitados y en edad para solicitar su ingreso a alguna Compañía de Bomberos, el que puede ser aceptado o no, dependiendo de éstas.

Una actividad que atrae mucho, motiva y de alguna manera reconoce el esfuerzo desplegado por estos jóvenes es el Bomberee, que cada dos años organiza la Junta Nacional, donde los jóvenes se reúnen en algún lugar, para compartir, aprender y jugar con otros miles de Cadetes o Brigadieres como se les llama.

Estos encuentros, que asimilan la base organizativa de los Scouts en sus Jamborees, se han realizado a partir de enero del año 2000 en Picarquín (6ª Región ), dos veces y Pitrufquén (9ª Región) , siendo el próximo en enero del 2006 en Ancud (10 Región) y son una emocionante y estimulante reunión donde en una semana comparten vivencias los Cadetes llegados desde todas las regiones de Chile.

Desde esta página envío mis mejores deseos para el éxito de esta nueva reunión.

Hasta aquí lo bonito, se supone que el o la joven ingresó a Bombero, lleno de ilusión, emoción y compromiso de servir a la comunidad.

En algunos Cuerpos, le darán un buzo de uniforme, posiblemente usado, un casco obviamente también usado y un tarro para que vaya a pedir plata a la carretera. Será su primer acto de servicio.

En otros, los jóvenes ya estarán acostumbrados a vender números de rifa...

Pero el financiamiento no es el tema.

Cuando el joven de 18 o más años está en el colegio, no puede salir a emergencias, lo que es muy lógico.

Cuando está en educación superior o técnica, intentará salir cuando pueda, pero no le darán muchas facilidades. Aprovechará algunas “ventanas” de su horario.

Cuando esté trabajando, normalmente no le darán permiso para salir, a menos que por su profesión u oficio pueda disponer de libertad en su horario laboral, o sea vendedor o trabajador independiente.

Esto ha ido cambiando para mal de los Bomberos en los últimos tiempos, en los cuales, entre otras cosas, la productividad y el menor uso de mano de obra en las empresas, han hecho que las dotaciones sean las mínimas. En algunas empresas públicas dan algunas facilidades para concurrir a las emergencias, pero depende también mucho de los jefes.

Hay que reconocer que es una realidad contra la que poco o nada se puede hacer, porque el desarrollo del país lo requiere.

Tampoco se puede hacer mucho para conseguir que se le den facilidades o garantías a los Bomberos, ya que si obtuvieran prebendas por este hecho, al final nadie querría contratar bomberos, por lo que sería peor. (Los cuidados del sacristán mataron al señor Cura)

(En algunos países donde hay una realidad laboral mas social , las empresas pueden autorizar a los bomberos voluntarios a salir a emergencias, sin goce de remuneraciones, las que son pagadas por el Estado. También el voluntario tiene otras garantías).

Desde hace años ha existido una legislación en Chile, que apoya a los Bomberos que se accidentan en actos de servicio, la que mejoró ostensiblemente a partir del año 2002, donde se incorporaron beneficios en la atención para recuperar la salud y de subsidios económicos y de indemnización en caso de incapacidad y muerte, los que significaron que los afectados y sus familias quedaran en una situación mucho menos deteriorada.

Los Bomberos una vez más agradecimos y de corazón, esta comprensión que mostró el Estado hacia nosotros. (¿?)

Además de los problemas que se comentaron mas arriba, los Bomberos tienen varias prohibiciones o incompatibilidades laborales, por ejemplo no pueden trabajar como empleados de los Cuerpos ni de las Compañías, lo que es muy aceptado en los Cuerpos grandes y produce dificultades en los más pequeños.

Es absolutamente lógico que un Bombero no pueda contratarse con un Cuerpo para apagar incendios o hacer rescates ya que iría contra la esencia misma del voluntariado que tanto nos enorgullece, pero existen muchas otras labores que podrían desempeñar y que sin embargo les están vedadas.

Por ejemplo en todos los cuerpos se necesita personal administrativo, en mayor o menor cantidad, supeditada al tamaño de éstos y a sus recursos económicos, pero no pueden desempeñarlas Bomberos. Esto es complejo y discutible, entre otras cosas porque podría prestarse para controlar un posible espacio de poder, tanto para los jefes bomberiles como para los empleados-bomberos.

Pero también hay otros casos, como son los expertos en Prevención de Riesgos, personas con estudios técnicos o profesionales, que han adquirido ese título en Universidades o Institutos, cuya función se requiere en los Cuerpos para hacer las certificaciones de construcciones de viviendas u otros que requieren de un informe de bomberos, que piden o deben pedir las municipalidades para otorgar el permiso de construcción.

En este caso si el Experto es Bombero, no puede cobrar por sus servicios, aunque se dedique a ello, por lo que debe hacer su informe gratis para que el Cuerpo pueda emitirlo y cobrar por este servicio.

Los Cuerpos que atienden ciudades grandes, muchas veces contratan a otros Expertos para cumplir adecuadamente con esta labor dentro de los plazos razonables, debido a que sus Expertos-Bomberos no pueden disponer de todo el tiempo para hacer las inspecciones e informes ya que deben trabajar en su profesión para vivir y mantener sus familias.

Esto me parece absurdo, ya que es un trabajo profesional y no bomberil, pero no puede autorizarse la contratación porque lo prohíbe la Superintendencia de Valores y Seguros, ya que los Bomberos no pueden recibir remuneraciones ni ningún pago de los Cuerpos.

Pero además tampoco es aceptado que un Bombero actúe como contratista o proveedor de un Cuerpo, ya que se considera relacionado con remuneración, obligando en muchos casos a obtener los servicios de terceros con menores garantías y mayores costos. Si hasta es mal visto que se ocupen empresas donde participan los bomberos.

Creo que con los debidos controles y la debida transparencia en la solicitud de cotizaciones esta situación puede solucionarse en forma positiva para todos, bastando una comprensión razonable por parte de la SVS y no la declaración jurada que debe hacerse que no hay relación de los proveedores con los directivos bomberiles.

Es cierto que ha habido malas prácticas y cosas mal hechas. Es una vergüenza para los bomberos. Tampoco existe una normativa para un mejor control, pero lamentablemente no sólo en los Bomberos sucede.

Porque, no por mal de muchos: ¿Cómo andan por casa los que gobiernan Chile?

Creo que debe dictarse una normativa que regule mas lógicamente las actividades bomberiles. No puede ser que por ser Bombero también se coarten sus libertades laborales y nadie diga nada.

Ya por ser Bombero es mas cara la prima de un seguro de accidentes personales...

En otro ejemplo están los Instructores, Bomberos que sacrifican sus horas libres en aprender y enseñar. Si se contrataran profesores para las distintas especialidades, aparte que deben ser muy pocos, serían caros y deberían haber aprobado cursos dictados por Bomberos y en cambio, los Bomberos que tienen mayor afinidad con estos temas, nuevamente deben quedar de lado.

Pienso que debe tratarse con justicia esta problemática. Es muy fácil para las autoridades prohibir per se, pero no se ponen nunca en el caso de lo que es la realidad y lo que debiera ser.

Es paradojal que con los Bomberos, las autoridades sean “mas papistas que el Papa” y descarguen irresponsablemente en ellos las cuestiones en que ellas son responsables.

Entonces uno nuevamente se pregunta, ¿Qué es lo que hay en el fondo?

El doble estándar que maneja el Estado y el Gobierno actualmente, conlleva una situación muy desmedrada para todo el servicio bomberil. Siempre se soslaya el fondo, que es o debiera ser, ¿quieren que se termine este servicio así como es? Una Patria chica dentro de la Patria grande dijo el presidente Lagos en el sesquicentenario de la fundación del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso y por ende de los Bomberos de Chile, pero eso quiere decir que la pretendida autonomía de los Bomberos, ¿es aceptada o no por el Gobierno? ¿Le gusta o no esa autonomía, tan precaria desde el punto de vista económico?

Es fácil y políticamente correcto en Chile admirar por un lado el trabajo de los Bomberos y por otro ponerles todas las cortapisas para dificultarles su función.

Además, cuando se es Oficial General o miembro del directorio de un cuerpo, el trabajo crece mucho más, ya que debe disponerse del tiempo fuera del trabajo, que significa horario después de las 20,00 hrs. y sábados y domingos, en que los Bomberos pueden capacitarse o reunirse.

Por supuesto que cuando los Bomberos invitan a las autoridades a sus celebraciones en los horarios descritos, son sólo unas pocas las que asisten, porque el horario de trabajo para estos casos, es el de oficina.

Los ingleses tienen la palabra “resciliance”, que equivaldría a la fuerza para trabajar bajo constante decepción o desmotivación. Eso tenemos los Bomberos y en abundancia.

Somos felices de servir a la comunidad y orgullosos de la amistad a todo trance que nace entre los Bomberos en las Compañías y en los Cuerpos.

Eso es lo más valioso y por eso subsistiremos siempre, a pesar de lo poco que nos apoyen.

Es difícil ser Bombero, pero por Dios que es gratificante. Eso sólo lo entendemos nosotros y a mucha honra.
Tranquilos Chilenos, Bomberos Voluntarios hay para rato...

17 noviembre, 2005

Los Bomberos, ¿somos sólo una ONG más?


Si usted escribe en el buscador Google Chile en Internet, la sigla ONG, le ofrecerá 17.200.000 resultados. (sí, diecisiete millones doscientos mil resultados) al 16 de Noviembre 2005

Si entra en el Portal ONG encontrará que en el Directorio ONG, en General, aparece Bomberos de Chile y podrá acceder a su página web.

Es decir, somos una ONG, lo que en estricta descripción es cierto, ya que somos no gubernamentales.

¿Pero somos sólo una más?

La historia señala que en Chile la situación financiera de Bomberos ha sido prácticamente la misma desde un decreto emitido por el gobernador Ambrosio O`Higgins, que conminaba a los habitantes de la ciudad de Valparaíso a combatir ellos mismos las “situaciones de fuego” y que, con posterioridad, derivó en la creación de los denominados Batallones Cívicos.

Vale decir, a lo largo del devenir patrio el compromiso financiero del Estado con Bomberos siempre ha sido mínimo.

Un artículo publicado por María Teresa Figari en Revista Archivium (año 3, Nº4), titulado “El Cuerpo de bomberos de Valparaíso: de lo pragmático a lo valórico” da cuenta que en diciembre de 1838 se publicó en El Mercurio de Valparaíso, por iniciativa del gremio comercial, el “Reglamento de Bombas de incendio”.

Aprobado por la autoridad de entonces, el documento rezaba: “el Sr. Gobernador y Comandante General de la Marina, se ha servido pasar a los Directores de la Sala Comercial de este Puerto, la siguiente comunicación.

Gobierno Departamental de Valparaíso, Diciembre 4 de 1838...
El Señor Intendente de la Provincia con fecha 28 de Noviembre próximo pasado me dice lo que copio. Con fecha de anteayer, se me ha comunicado por el Ministerio del Interior el siguiente decreto aprobatorio del reglamento de bombas de incendio, que debe regir en este puerto... Por cuanto el Intendente de Santiago me ha presentado el siguiente reglamento para el uso de bombas de incendio en Valparaíso formado por los directores de la sala comercial de este puerto”.

De lo expuesto en ese documento se desprende que a pesar de que el Estado chileno se encargó del funcionamiento de las bombas de incendio a través de los municipios, la autoridad pidió a la población que asumiera el financiamiento de los bomberos.

“En consecuencia pues de lo que previenen los art. 1 y 2 del Reglamento Orgánico, se invita en especial a los dueños de fincas en este puerto y en el Almendral, y en general a todas las personas que quieran concurrir al tan loable como benéfico fin de evitar, o por lo menos aminorar los desastres que ocasionan los incendios, se sirvan concurrir a la Bolsa Comercial a suscribirse con las cantidades que tengan por conveniente”.

Este fenómeno de la falta de compromiso del Estado chileno con Bomberos resulta interesante de analizar, porque establece una dura realidad: que ese “des-compromiso” al ser del Estado es también de todos los chilenos. Pues, no hay Estado sin ciudadanos, pese a quien le pese y aunque Luis XIV haya dicho otra cosa.

Y los ciudadanos votan y pagan impuestos, pero tampoco les preocupa, porque parece que somos una isla o un cuerpo celestial que le gusta preocuparse de la seguridad de los otros.

Este artículo no pretende enseñar ni recordar historia, pero es curioso constatar que en la historia de nuestra Patria, el Estado haya tenido respecto a los Bomberos, siempre una actitud a lo más de subsidiariedad.

Es cierto que el servicio bomberil voluntario se gestó entre comerciantes y vecinos poderosos que sufrían grandes pérdidas de sus bienes con los incendios. Pero también es cierto que esas personas en los 154 años que lleva esta actividad, no se han mantenido a cargo de este servicio, muy por el contrario, hoy los Bomberos son gente de clase media y media baja en su gran mayoría.

Debido a la modernidad, los bomberos han debido adecuarse a los nuevos requerimientos y lo han hecho bien, a costa de sus propios esfuerzos.

Para nadie puede ser una novedad recordar que en un principio las casas se construían mayormente en madera y adobe y las alfombras, cortinas y tapices en lana o algodón. Todos materiales naturales y nobles.

Tampoco es novedad saber que la construcción aumentó en altura y los elementos estructurales y de alhajamiento se modificaron sustancialmente utilizándose muchos derivados del petróleo de alta combustión y toxicidad al quemarse.

Todo lo anterior afectó el trabajo de los bomberos, quienes tuvieron que acceder a escaleras telescópicas, equipos de respiración autónoma en vez de toallas y otros elementos de protección para los Voluntarios

Por otro lado los rescates vehiculares pasaron a ser una labor del día a día bomberil, para la cual se necesitan herramientas especializadas de extricación, no bastando el chuzo y el hacha que se utilizaron primeramente en forma amateur y sólo bien intencionada.

Y para completar el cuadro, la irrupción de los elementos químicos que son transportados en barcos, trenes y todas las carreteras del país, o que se almacenan en fábricas, que requieren de espumas y equipamiento especial para los Bomberos.

Todo lo que utilizan los Bomberos hoy día, es sumamente caro, no por habernos puesto sofisticados sino porque no hay otra forma de atacar las emergencias actuales con una mínima seguridad y eficiencia.

Cualquier lego puede notar esto, menos el Estado, que graciosamente a lo más puede aumentar algún ítem de “Ayuda” para algo determinado, a costa del mínimo reajuste del IPC a las subvenciones que podría entregarse y que tampoco se da.

Pero esto sería seguir hablando del mismo tema, de la tan recurrente ausencia de financiamiento. Es real, la plata es poca, se reparte mal, pero es difícil repartirla mejor si no se aumentan las subvenciones que reciben los Cuerpos.

Pero el futuro se ve peor.

Ya hemos hablado de la falta de una legislación especial y global que reconozca a los Bomberos como un Servicio de Utilidad Pública, que debe ser mas eficiente y razonablemente financiado por el Estado, pero no hay atisbos que haya algún interés en concretarla.

Por el contrario, se dictó la Ley 19.862 de 2003, que crea el Registro de ONG y el Decreto 375 del Ministerio de Hacienda que reglamenta ese Registro.

Todos los Cuerpos de Bomberos debieron registrarse y cumplir con lo solicitado, de lo contrario perderían la escasa subvención que reciben.

Nadie dijo nada. No hubo una sola voz que protestara. Ninguna autoridad bomberil calificada o legislador interesado en este servicio dijo nada... es una Ley.

Pero, ¿Es justo meter en un mismo saco un servicio de seguridad que es obligación del Estado proveer, junto a cualquier grupo de personas bien intencionadas que se preocupan de algo que ocurre, como pueden ser muchísimas de los miles de ONG registradas en Chile?.

No tengo ningún prejuicio contra las ONG, creo que hay de todo y también estoy de acuerdo que cualquiera que quiera formar una, tiene el derecho de hacerlo.

Lo que me indigna es que para el Estado seamos sólo eso.

Y algún día nos meterán en una misma ley que subvencione a las ONG y nos sacarán parte de nuestra escuálida subvención para repartirla entre todas.

Y esto no es aislado, es cierto que se han dictado diferentes leyes que “favorecen”, “ayudan” a los Bomberos, pero hay por lo menos un ex muy importante funcionario de Gobierno, no del actual hasta donde sé, que le dijo a una alta autoridad bomberil:

”OIGA, ACUERDESE QUE USTEDES SON BOMBEROS PORQUE LES GUSTA”

(Nunca me han querido dar el nombre del preclaro funcionario)

El problema es que quizás muchos pensarán lo mismo y sólo no lo dicen. Cuando la Prensa les pregunta su opinión, dicen que somos un ejemplo de civismo, de altruismo, de civilidad organizada, de ciudadanos solidarios, de héroes anónimos, que se sienten orgullosos, que nos admiran etc. pero ninguno se compromete de verdad.

Muchos se encogen de hombros y moviendo la cabeza dicen, “Hay que hacer algo”.

Pero ¿qué? El Estado no cuenta con un servicio fiscal o municipal que haga nuestra labor ni tiene los medios para reemplazarnos.

Damos confianza, seguridad, estamos siempre disponibles, no cobramos horas extra, no hacemos huelgas y además somos baratísimos. ¿Estarán probando para ver hasta donde resistimos? ¿Tendrán otra solución?

¿Somos iguales a los “Amigos de las mariposas amarillas”?


PS. Agradezco al periodista Sr. Gonzalo Battocchio los interesantes antecedentes históricos aportados.

09 noviembre, 2005

La cuestionable autonomía de los Cuerpos de Bomberos


Según el Diccionario de la Real Academia, entre otras acepciones que no vienen mucho a este caso, AUTONOMIA significa: ”Estado o condición del pueblo que goza de entera independencia política”, o “Condición del individuo que de nadie depende en ciertos conceptos”.

Creo que en general y en los Bomberos en particular, se utiliza en forma demasiado ligera la palabra autonomía.

La Personalidad Jurídica en sí no produce autonomía. Es sólo un reconocimiento de la existencia de un grupo que se organiza para un objetivo.

En los Cuerpos de Bomberos hay una interdependencia con la comunidad, el conocimiento del tema, los medios con que se cuenta, el financiamiento, la legalidad vigente, la responsabilidad y la eficiencia en general.

La comunidad sólo reconoce Bomberos, no tiene por qué interesarle a qué Cuerpo o Compañía pertenecen, ni si están bien capacitados y equipados.

Partiendo de este pensamiento, que podría ser sólo personal mío y discutible por cierto, desarrollo parte de mi preocupación ante este delicado tema.

Cuando un grupo de personas que lo desea, recibe la personería jurídica, pasa a ser un Cuerpo. En ese momento proclama su autonomía y si quiere, solicita a la Junta Nacional ser incorporado a ella y por supuesto pide que se le considere en la subvención anual.

Después vendrán los demás pasos, conseguir medios para extinguir incendios, un carro, uniformes de trabajo, capacitación, etc.

Y ya será un Cuerpo de Bomberos tan autónomo como los otros, por lo que tomará sus decisiones en forma autónoma.

Ninguna autoridad o institución bomberil podrá supervisar el funcionamiento de ese Cuerpo y si se hiciera, el Cuerpo puede acatar o no lo que se informe.

Y lo mismo pasa con toda la organización, se habla mucho de autonomía, pero en el fondo no existe ni puede existir, ya que partiendo por el financiamiento es indispensable la relación con el Estado y la Municipalidad; para el servicio se necesita de conocimientos y medios específicos y caros; de coordinación con otros Cuerpos, etc.

Reconociendo que gracias a Dios en la mayoría de los casos se funciona bien, hay veces en que basados en esa mal entendida autonomía, los que ostentan el “casco de la sabiduría” toman originales decisiones o posiciones, algunas veces malas, sin ver que los Bomberos deben funcionar como un sistema dentro del gran sistema que es la Nación. Con esto se pelean con otros bomberos, o con el Alcalde, o no cumplen con las leyes o cometen o permiten que se cometan ilícitos, creándose situaciones graves y peligrosas que cuando explosionan ya son inmanejables para el Cuerpo.

Urge que se coordine el sistema bomberil como un todo, al nivel que se determine, ya sea nacional, regional o provincial o por niveles de Cuerpos, porque una autonomía total es impensable, toda vez que se da cualquier tipo de problemas y éstos rebotan a todos los Bomberos, como la falta de equidad en la administración de disciplina o el mal manejo financiero que son los mas graves y ocurrentes.

Por ejemplo, algunas veces aparecen inescrupulosos que ofrecen gangas a los Cuerpos, los que muchas veces las compran, incluso comprometiendo futuros ingresos y después se encuentran que fueron engañados o que lo adquirido no era lo que pensaban o no sirve. O se compran vehículos usados que no tienen su documentación adecuada, con lo que no pueden inscribirlos a su nombre o rendir cuenta de los dineros gastados.

Ahí se pide ayuda, pero siempre queda un sabor amargo y más de alguna vez un problema insalvable o un compromiso indeseado con alguien. Aquí sí que se pierde autonomía.

Se ha visto una actitud de abierta intervención en la actual estructura nacional por parte de la Superintendencia de Valores y Seguros, que invita a los Cuerpos, justamente a que basados en su autonomía, se marginen de la Junta Nacional y actúen directamente con ella.

El sistema bomberil nacional actual no es perfecto ni mucho menos, pero existe. Debería mejorarse en una serie de aspectos, pero mientras esto no suceda debe respetarse igual, tanto por parte de los Bomberos como por las autoridades del Estado.

La autonomía requiere ante todo responsabilidad. Es natural que uno anhele ser lo más independiente posible, pero debe moverse dentro de parámetros. Deben ser amplios, pero límites al fin y al cabo, que den garantía.

Nuestra labor es demasiado importante como para que cualquiera crea que puede hacerla bien y a su particular manera, dejando abierta la puerta para que terceros puedan intervenirnos.

La Junta Nacional en sus estatutos, entre otros objetivos establece la coordinación entre los Cuerpos y las autoridades de gobierno y entre los Cuerpos, etc. velar por el servicio, etc., pero sin utilizar ningún verbo imperativo, lo que indica que cuando se establecieron los estatutos, los Cuerpos que participaron, tuvieron especial cuidado en la función coordinadora de la Junta, tal como se llamó en un principio, y no en una labor ejecutiva y centralizadora de la actividad bomberil.

Da la impresión que en esa “negociación” el peso relativo de los Cuerpos más grandes se hizo notar, prevaleciendo la autonomía por sobre el concepto de buen servicio, sobre todo de los cuerpos de menores recursos o los que en el futuro se crearían.

Otro ejemplo es la diversidad de emergencias en que deben actuar los Bomberos: Incendios, rescates, incidentes químicos y otras. Justamente eso requiere de especialización es decir contar con personas capacitadas y herramientas adecuadas para lo que se necesita, con un estándar de eficiencia mínimo a nivel nacional, lo que no siempre está garantizado sobre todo en los territorios de los Cuerpos mas pequeños, ya que todos pretenden tener todas las especialidades, sin coordinar con otros Cuerpos cercanos que pueden tenerlas bien implementadas.

Se pierde por lo mismo la buena especialización de cada Cuerpo en un aspecto, y la complementación mutua que proporcionaría un mejor servicio.

Basta que un Alcalde les otorgue los fondos para hacer el aporte correspondiente a las herramientas para que adquieran la especialización. Aunque los Bomberos son bien responsables respecto a la capacitación, nadie evalúa la calidad de ésta.

Por suerte no han habido mayores juicios por responsabilidad civil de los Bomberos, pero en cualquier momento podrían haberlos y no sé hasta donde será suficiente en estos tiempos argumentar que se hizo lo mejor posible o que a lo imposible nadie está obligado.

Lamentablemente las relaciones entre Cuerpos vecinos no siempre son las mejores, principalmente por problemas de límites o celos profesionales, lo que hace perder tiempo y esfuerzos humanos y económicos.

Esto se ha ido agravando en concomitancia con el concepto “constitucional” que cualquiera puede formar un Cuerpo de Bomberos autónomo, sin que las autoridades de gobierno reflexionen en que se va a crear un servicio de utilidad pública y no un club deportivo o social.

Por otro lado, afortunadamente varios Cuerpos han establecido protocolos de servicio con sus vecinos, lo que ha sido muy provechoso. Pero aún queda mucho por hacer...

Recientemente y dando un gran ejemplo de visión bomberil amplia y futurista, los Cuerpos de La Cisterna y San Miguel se fusionaron en el Cuerpo Metropolitano Sur.

Falta un rol de coordinación obligatoria para los Cuerpos en el aspecto bomberil y la Junta Nacional no ha avanzado en ese aspecto, ya que hasta donde sé, no se ha trabajado en buscar acuerdos para reglamentar aspectos de la necesaria interrelación entre los Cuerpos, quizás por un excesivo respeto a la autonomía de éstos.

En su estructura la Junta Nacional tiene un Tribunal de Honor, que actúa en pocos pero importantes casos, y que está formado por Bomberos de importante trayectoria en diversas regiones, pero al final, los veredictos o sanciones que emita son más bien morales, ya que pueden ser o no acatados por los Cuerpos, sin que ello les traiga ninguna consecuencia, pues por su autonomía siguen siendo lo mismo que antes y tienen el amparo de la Ley.

Existe también una estructura Regional y Provincial de Bomberos de Chile, donde los Superintendentes deberían participar activamente compartiendo las realidades, experiencias y necesidades de sus Cuerpos, pero no siempre ocurre. Es más, algunos simplemente los ignoran.

Por otro lado también existen los Consejos de Comandantes, es decir la parte operativa, pero son asesores del Consejo Regional y en el fondo sirven de bien poco, ya que incluso si quieren coordinar actividades en conjunto, como capacitación o simulacros para combatir incendios que afectan a varios Cuerpos, sólo participarán los que lo deseen.

No importa que en las mismas glosas de la Ley de Presupuesto se establezca que debe seguirse un proceso de Ayudas Extraordinarias (“AYUDAS”) en que participan los Consejos Regionales. La Superintendencia de Valores y Seguros autoriza directamente si quiere.

No estoy postulando que deba irse a un sistema bomberil único para todo Chile, pero sí que debiera existir una Coordinadora rectora que se preocupara de todos los problemas bomberiles a nivel nacional, que pudiera garantizar que se mantengan estándares de servicio adecuados a las necesidades de las distintas comunidades.

Lo anterior no involucra tener carros de última generación o uniformes de trabajo flamantes, sino tener la suficiente gente capacitada y material de trabajo para lo que requiere el servicio, que haya orden administrativo, reglamentos, garantía para los Bomberos, etc. en una palabra PROFESIONALISMO en el servicio y adecuado a las necesidades.

Se puede dar y se da el caso que comunidades pequeñas pero con autoridades interesadas en los Bomberos, vía diferentes proyectos construyen cuarteles desproporcionados para las necesidades y también se comprometen a hacer los aportes necesarios para obtener un carro nuevo, lo que se concreta o no, en forma independiente a si es necesario.

Claramente aparece la falta de equidad en el sistema porque en otras localidades vecinas, con mayores necesidades, si al Alcalde no le importan mucho sus Bomberos, o está molesto con alguno, simplemente no le da recursos. Hace años se solicitó a la Asociación Chilena de Municipalidades que escuchara a los Bomberos en una presentación al respecto, lo que por supuesto fue acogido, pero nunca se realizó.

Nadie, desde el punto de vista bomberil, tiene poder para entrometerse en una situación que está amparada por la autonomía y esto mismo permite a las autoridades manejar las necesidades de los Bomberos, o prometerles ayudas que nunca llegarán.

Obviamente continuar con una autonomía así entendida, lo único que hará será debilitar el bomberismo chileno y de eso se aprovechan personas de diferentes sectores del quehacer nacional.

Si entre los Bomberos no somos capaces de coordinarnos eficazmente, llegará el día en que el Estado lo haga por nosotros, como sucedió en Perú.

Es necesario que se presente a las autoridades del Estado un proyecto serio y documentado que los obligue a buscar una solución aceptable para todos, en forma global, que contemple aspectos legales, bomberiles y financieros, que a su vez sean exigibles a las dos partes. Será un trabajo difícil y lento, pero hay que comenzarlo luego ya que es urgente.

Seguimos con el mismo espíritu de nuestros antepasados, pero con una realidad socio económica cultural muy diferente, por lo que las mentes bomberiles y estatales deben abrirse y aceptar que deben hacerse cambios importantes, para adecuarse a los nuevos tiempos y responsabilidades civiles que inevitablemente aparecerán.

No bastan las palabras de buena crianza o agradecimientos a la labor altruista y abnegada de los Bomberos que expresan las autoridades.
Se requiere de acción y ya.