28 marzo, 2006

Algunas tareas pendientes


Sin lugar a dudas la gestión de la Junta Nacional ha sido claramente exitosa y obviamente muy justificada su creación allá en 1970 como Junta Coordinadora de los Cuerpos de Bomberos de Chile.

La situación que se vivía por esos años, en que un Cuerpo debía conseguir lo que pudiera para servir a su comunidad era una situación insostenible, en la cual el “chorreo” de materiales en regular estado que traspasaban los Cuerpos de mas recursos a los de menos no solucionaba los problemas y muchos estaban cercanos a la disolución.

Fue una acertada decisión la de los visionarios bomberos, que encabezados por el entonces Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Santiago, don Guillermo Morales Beltramí, venciendo una serie de dificultades que habían impedido en el pasado esta unión, consiguieran dar los primeros pasos de esta organización que lleva 36 años de vida muy útil para los Bomberos y la ciudadanía chilena.

En la historia de la Junta Nacional se puede ver que desde un primer momento y pasando a través de gobiernos de Chile muy diferentes, se fueron venciendo obstáculos de todo tipo, para llegar a lo que hoy con satisfacción se puede mostrar como una organización que ha podido solucionar muchos de los problemas que afectan al Bomberismo Chileno, de tan especiales características.

Sin duda ha sido clave la figura de don Octavio Hinzpeter que participó desde sus inicios en este desafío y que ha presidido la Junta por 35 años.

Hoy a lo largo y ancho del país se pueden ver Cuerpos de Bomberos equipados, con buen material mayor y menor y voluntarios con capacitación y elementos de protección. Es un gran avance y un orgullo ya que los recursos proporcionados por el Estado, a pesar de todo, son absolutamente insuficientes.

Quizás podría hablarse que se ha consolidado la posición de la Junta Nacional de Bomberos como representante de los Bomberos chilenos, sobre todo ante las autoridades de gobierno, las que en general la reconocen como el referente, pero esto es en el fondo en los temas económicos y de representación protocolar, pero no institucional, ya que como se ha insistido tanto en este Atina Bomberos, la autonomía de los Cuerpos sigue siendo individual en los 305 que hay en este momento.

Por eso hay que dar otro gran paso.

Creo que la representación institucional es el tema al que hay que dar prioridad en estos tiempos, ya que se ha ido soslayando a través de los años, no considerándose que hay una amenaza para el futuro justamente por una falta de identificación de los Cuerpos y sobre todo de los Bomberos, que ven a sus dirigentes lejanos a ellos y a su interés o derecho de participar mas directamente.

Esto ocasiona una serie de rumores, de descalificaciones y acusaciones anónimas o firmadas, que no benefician en nada nuestra hermosa actividad y que por el contrario dan pié a que personas con diversas intenciones alienten estas conductas o manifestaciones.

Hay muchos temas que resolver con el gobierno que requieren de la comprensión, unión y compromiso de todos los bomberos, no para hacer movimientos de tipo sindical sino para que se muestre un pensamiento común o al menos similar, que va mas allá de lucir un uniforme de trabajo o institucional igual en todo Chile.

Un muy buen ejemplo es la Academia Nacional de Bomberos (ANB) que con una estructura bastante funcional ha podido tomar un sitio importante en el bomberismo, impartiendo de forma descentralizada y eficaz, capacitación para todos los que la requieran en cualquier punto de Chile. Por supuesto que hay cuerpos que tienen sus propios departamentos de instrucción, pero actualmente no se chocan sino que se complementan.

En general cada cuerpo trata de solucionar sus problemas con sus autoridades cercanas, lo que es bueno y debería ser lógico, pero los “beneficios” que obtiene cada uno hace que crezcan las diferencias entre unos y otros, ya que son mas el resultado de relaciones interpersonales o políticas entre autoridades del Estado y de Bomberos, que algo regulado y mas parejo en el ámbito nacional.

La identificación del Bombero con su Compañía es fundamental y se da siempre, ya que es su familia, su núcleo, pero con el Cuerpo mismo no se siente tanto esa identificación y se le ve más como el organismo que manda, el superior que lo representa, pero nunca tan suyo como su Compañía, por lo que pocos hablan de “mi Cuerpo”, sino de “mi Compañía” y “el Cuerpo”. No obstante y aunque algunas veces se siente mayor o menor cercanía con los dirigentes del Cuerpo, por el hecho de ser la cabeza de la institución y de participar en la elección de éstos se respetan, se aprecian, se acatan las instrucciones y se actúa disciplinadamente, como el cuerpo que es.

Pero con la Junta Nacional no existe casi ninguna identificación, a lo menos sincera. En muchas partes los bomberos no saben como es la organización bomberil y sólo conocen la ANB; el nombre y la imagen del presidente nacional y que es la persona a la que hay que pedirle recursos y carros y los cuerpos y sus jefes no hacen mucho por sacarlos del desconocimiento.

Hay que tener presente que las Compañías no tienen personalidad jurídica, por lo que son una unidad con el Cuerpo, no así los Cuerpos con la Junta Nacional.

Si se hiciera una encuesta de cuanto saben los bomberos sobre la organización nacional, regional (y provincial), una gran parte no tendría idea y algunos,”los más conocedores” expondrían algunas teorías muy particulares. Como alguien ha dicho, sólo son los Oficiales Generales de los Cuerpos y los Bomberos Insignes que participan en la celebración anual del Día de la Tradición, los que conocen más la organización .

En el mediano plazo, los que son o han sido Cadetes y han participado en alguno o varios de los Bomberees tendrán una visión más abierta hacia la realidad y la organización bomberil nacional, ya que la capacitación recibida y el contacto con otros jóvenes les amplía la visión mas bien restrictiva que se tiene en los cuerpos.

Quiero dejar claro que esto no es una crítica a la gestión del Directorio de la Junta o de su presidente, sino una realidad que puede gustar o no. De hecho en la página web de la Junta hay una serie de informaciones que están a disposición de todos, pero no todos se interesan en leerla y lamentablemente muchos de éstos lo hacen con más interés en obtener argumentos para criticar que para informarse e informar.

Y para peor, en la web hay algunos foros en que se opina en forma muy inadecuada sobre las autoridades y su gestión, lo que entendiendo que es imposible de evitar por la facilidad que para ello representa este medio, podría corresponder a la expresión de una disconformidad que no encuentra respuesta a través de los conductos formales.

¿Cuál es la causa de esta situación? Deben haber varias, pero para mí una de las importantes por no decir fundamental, es la falta de una estructura escrita que determine y regule las atribuciones y deberes que tienen los diferentes cargos existentes en los estatutos de la Junta.

La ausencia de reglamento y políticas generales dificulta, por no decir impide, una mejor descentralización hacia las regiones, ya que al no existir estas normas, se favorece el caudillismo, no hay una respuesta cercana, oportuna y clara por parte de los Consejos Regionales y hace que los cuerpos no se sientan comprometidos con éstos.

Por lo anterior se hace sentir que siempre será el Consejo Ejecutivo el que resolverá, lo que incluso anima a que algunos cuerpos acudan directamente a la sede central para solucionar sus problemas, obviando a los Consejos Regionales y desperfilándolos ante los otros cuerpos de su región.

Los Consejos Regionales no son autónomos, forman parte de la estructura de la Junta Nacional, pero varias veces no cumplen con lo que se les pide y no hay consecuencias. Incluso hubo (o hay) un Consejo que se declaró en rebeldía contra la Junta. Podría decirse que lo lógico no debiera estar establecido, pero lamentablemente la base de caballerosidad, compromiso y lealtad con que nacieron los Bomberos, no existe siempre, por lo que habría que reglamentar y considerar sanciones si es procedente.

Pero estos pasos requieren de una articulación real de la institucionalidad interna, someramente descrita en el estatuto pero que muchas veces no funciona, llegándose al peligroso camino de solucionar cada caso en particular, lo que además de ser eventualmente inequitativo, produce un desgaste extraordinario y estéril a los directivos.

Creo que para obtener esa unidad de actuar que siento necesaria en los bomberos, hay que aceptar algunos criterios básicos, que son por lo demás corrientes:

Uno puede ser autónomo y renunciar a una parte de esa autonomía en aras de un bien común, que es lo que podría decirse que hacemos las personas naturales en nuestra vida en sociedad o en el caso de los Bomberos que renunciamos voluntariamente a nuestra libertad individual para acatar la disciplina de la institución de acuerdo a sus estatutos y reglamentos. Y eso no ofende ni perjudica a nadie. Todos nos beneficiamos. Es social y gregario.

Pero los Cuerpos siguen en su mayoría actuando en forma absolutamente independiente, sin preocuparse de lo que pueda afectar a otro o a toda la organización bomberil, o si con esa actitud se benefician mas o en el fondo todos se benefician menos. Se preocupan sólo de sus problemas, lo que es entendible, pero podría mejorar para bien de todos si se abrieran un poco.

No existe una integración, por lo que la mayoría de las veces se tiene una visión a corto plazo solamente y la actual estructura nacional no ayuda a corregir esta peligrosa situación, ya que está centralizada y por lo mismo muy limitada en las regiones.

Los Cuerpos podrían hacer mucho para generar confianzas, acercamiento y mayor participación entre ellos y con la organización regional - nacional, lo que redundaría en una posición bomberil mas fuerte y comprometida con sus representantes.

Pero para que se produzca esa renuncia a parte de la libertad, también es natural conocer las condiciones generales y reglas del juego a que se someterá y el grado de participación que se pide o se espera de cada uno, asimismo de los derechos, obligaciones, atribuciones, garantías y sanciones que enmarcan el compromiso.

Sin dudas ése es un punto crucial y estoy seguro que se puede trabajar para lograrlo a mediano plazo, pero para ello hay que empezar desde ya, con lealtad, trasparencia y generosidad. No sería burocratizar, sería normar la generalidad para que se pueda administrar en los diferentes niveles, para resolver caso a caso sólo los que lo requieran.

En la sociedad de los tiempos actuales se valora cada día más la participación en todo sentido y eso mismo hace que quienes están insertos en una actividad deseen conocerla con mas detalle para ofrecer su colaboración y aumentar su responsabilidad.

Tarea pendiente para mí, es mejorar el compromiso de toda la estructura: desde el Cadete, el Bombero o Bombera, el Oficial de Compañía o General hasta el Regional y Nacional. Se ha avanzado muchísimo en varios aspectos pero hay que articular el compromiso que todos somos Bomberos de Chile, respetando nuestras Compañías y Cuerpos pero abriendo todas las mentes y corazones y eso se logrará haciendo que todos puedan participar más.

Temas que requieren firmeza de planteamientos y para eso el respaldo de una base comprometida son varios, por ejemplo: Mejoramiento de las subvenciones fiscales a los Cuerpos; Situación de los Cuarteleros Conductores; Cobros por consumo de agua potable a algunos Cuerpos; Facultades de la SVS; Concesión de Personalidad Jurídica a nuevos Cuerpos; Aplicación del IVA al material mayor y menor; Elaboración de una Ley Marco para los Bomberos de Chile; Reglamentación de la supervisión de la disciplina y otros.

Lo que no se puede hacer es decir sí y actuar no.








22 marzo, 2006

Ls próximas elecciones de Oficiales Nacionales


Ahora que se han realizado las elecciones presidenciales y ya tenemos presidenta, han asumido las nuevas autoridades y que han terminando las vacaciones, es tiempo prudente para preocuparnos también de nosotros los Bomberos y nuestras elecciones de Presidente, Vicepresidentes, Secretario y Tesorero Nacionales que deberían realizarse en abril o mayo próximos.

¿Por qué la preocupación? Pues porque ya hay algunas inquietudes de personas que se interesan en el tema y hacen las típicas preguntas: ¿El Presidente irá a la reelección? Parece que Fulano está interesado. En la equis región se habla de zutano, etc.

Como recordará el lector o lectora, el Presidente Nacional desde hace dos años y en todos los escenarios, ha venido reiterando que su nombre no estará disponible para ocupar por un nuevo período la cabeza del bomberismo chileno.

Es comprensible que después de una tan dilatada como fructífera presidencia de los Bomberos de Chile desee retirarse del agotador día a día como lo ha hecho desde 1971, debiendo enfrentar en ese lapso muchísimas situaciones difíciles tanto para el país como para los bomberos, las que ha sorteado con singular éxito.

En todo caso el retiro sería sólo en parte porque estoy seguro que no dejará totalmente su relación con esta pasión de su vida y a la que ha dedicado tanto tiempo, creatividad y esfuerzo para llevarla al nivel que hoy está. Además que por los estatutos de la Junta, tiene derecho a ser nombrado Presidente Honorario, cargo vitalicio que con toda justicia deberá recibir y que da la oportunidad de seguir participando en la dirección nacional con voz y voto.

Sin lugar a dudas esta elección será trascendental, ya que sería la segunda en la historia de la Junta en que podría elegirse a otro Bombero como Presidente Nacional después de 35 años.

En los estatutos de la Junta Nacional no hay un sistema establecido de elección, sino un enunciado general.

Como decía, por lo trascendente de esta elección y como ya no hay tiempo para acordar un Reglamento que regule este y una serie de aspectos de la organización, pienso que sería muy importante disponer de un apoyo provisorio que permita conocer con antelación los nombres de los candidatos que podrían interesarse en postular a estos cargos.

¿Por qué lo anterior? Simplemente porque para una elección tan importante no debería llegarse al momento de ésta preguntando por el nombre de los candidatos que se presentan ya que no habría tiempo para que los electores se pusieran de acuerdo en un “comité” que se usa en la mayoría de las elecciones bomberiles, o ese tiempo sería escaso y por lo mismo inadecuado.

Por supuesto que sería peor que se llegara con la elección acordada de antemano, ya que aunque de acuerdo a estatutos no sería incorrecto, sería una falta de respeto para el bomberismo nacional y su sistema electoral porque no habría ninguna trasparencia, ya sea por existir un consenso en torno a una persona diferente a las que ostentan hoy los cargos o para exigir a los actuales que se mantengan porque no hay personas interesadas.

Aunque muy poco probable, sería injusto y poco caballeroso con la organización y las personas que la dirigen actualmente que apareciera un “cambullón” armado, que pusiera a otros Bomberos en los cargos, sin que a lo menos se hubiese conocido sus nombres.

Como a medida que pase el tiempo el interés por este tema irá aumentando, creo que sería una buena idea que - aunque ya lo decía, no corresponde según los estatutos pero no está prohibido tampoco - la Junta invitara a los Consejos Regionales a enviar nombres de posibles candidatos y que se publicitara en la página Web el nombre y breve currículum de los interesados en los distintos cargos, a fin que libremente y con tiempo los distintos Consejos puedan analizar y discutir los nombres a votar.

El presidente don Octavio Hinzpeter con su caballerosidad y responsabilidad acostumbradas y en forma muy clara ha estado anunciando hace dos años que no estará disponible para el período 2006 – 2008, con lo que ha dado tiempo suficiente, por lo que con la también debida responsabilidad se le debería retribuir en forma trasparente, presentando a los candidatos para ser elegido como la persona que podría asumir la titánica tarea de reemplazar al actual presidente.

Por todo lo anterior y con la mejor de las intenciones de este Atina Bomberos, ojalá se analice en el próximo directorio la posibilidad que planteamos, ya que sería una muestra más de la transparencia de nuestro sistema electoral, lo que haría también que muchas autoridades de gobierno que en forma privada critican la generación de nuestros directivos, lo acepten como es, un sistema confiable y adecuado a nuestra especial organización.

Y como no faltarán los mal pensados, declaro que yo no tengo ningún interés en postular a cargo alguno y mi nombre no ha sido ni será propuesto por nadie que yo conozca.

02 marzo, 2006

El "casco de la sabiduría" y algunas consecuencias


Para presidir o gerenciar una empresa se necesita poseer una serie de requisitos, indispensables para conducirla eficiente y eficazmente al objetivo determinado por su Misión.

El seleccionador debe buscar al candidato adecuado para ocupar el cargo vacante.

Esto supone que el cargo está definido por el directorio o gerencia de la empresa según sea el caso, en cuanto a lo que se espera de él, los parámetros en que se deberá realizar la gestión y las atribuciones y responsabilidades que conlleva, además de las compensaciones (remuneración, regalías y beneficios) con las que se retribuirá.

Para postular se requiere obligadamente cumplir con lo que en inglés se denomina Know-How o conocimientos (estudios formales y experiencia anterior en cargos similares) que se definen de acuerdo al perfil del cargo, ya que se parte de la base que “se piensa con lo que se sabe”.

Después de contratado, su performance será evaluada semestral o anualmente por la superioridad, revisándose los puntos que podrían mejorarse y la capacitación que se requeriría y eso se conviene de común acuerdo entre las partes.

Con esta breve y modesta introducción en selección de personal que creo importante consignar, pasamos al tema ya tan comentado en estos artículos y por el que tan poco se ha hecho eficientemente.

¿Qué tiene que ver esto con nosotros?

Que como se ha dicho también en otros artículos anteriores, al igual que para varias otras actividades no remuneradas, no siempre es posible reclutar y elegir a los mejores para ser jefes, porque muchas veces los que tienen los conocimientos no tienen tiempo ni interés y hay que quedarse con los que tienen tiempo y deseos de asumir el cargo, aunque con conocimientos débiles o enfocados sólo a un aspecto del cargo.

Obviamente que cuando las instituciones son más grandes el problema es más dramático.

Esto hace que sin quererlo así, tanto los elegidos como los electores no estén concientes de los errores, involuntarios en su mayoría, que se cometerán por la falta de calificación necesaria y de la consecuencia de éstos para el prestigio y funcionamiento de la institución..

Como no hay una malla curricular exigida para los cargos de Oficiales de Bomberos, muchas veces se eligen a personas con determinadas y destacadas características para algo en particular y se extrapola que debe ser bueno para todo. Algunas veces resulta, pero la mayoría no.

Y esto no pasa sólo con los bomberos. Hay montones de casos en que un excelente vendedor ha fracasado como gerente o un acucioso contador ha sido fatal como gerente de finanzas o un especializado mecánico ha arruinado su carrera siendo un mal jefe.

Es lo que se llama límite o nivel de competencia, aplicándose tanto a avanzar en la carrera más allá de su capacidad o asumir posiciones que no domina en su totalidad.

Este tema lo hemos abordado mucho en este Atina Bomberos, sobre todo cuando se trata de los problemas que acarrea la autonomía de los Cuerpos, ya que deja a sus dirigentes con el poder absoluto para hacer las cosas a su manera, sin estar bien capacitados necesariamente.

Como seres humanos y quizás por ese hermoso afán de servir, muchas veces los Bomberos nos equivocamos al poner nuestras propias convicciones, deseos y anhelos sobre la justicia y la equidad o por sobre lo que la ley y los reglamentos disponen.

A esta situación es la que llamamos colocarse “el casco de la sabiduría”: tan fácil de ponerse en la cabeza y tan difícil de utilizarlo bien: “Fui elegido para el cargo superior por lo que soy el dueño del mando y de la verdad”. “Ya no necesito mas conocimientos, consejos ni reproches”. “Soy la ley por lo que el que no está conmigo está contra mí y por lo mismo contra la institución”. “Los que me antecedieron no fueron suficientemente inteligentes o perspicaces” o “fueron desordenados y blandos en cuanto a la disciplina, esto lo arreglo yo”. “Poco hay que rescatar de lo hecho por otros”; “No sirve la experiencia de otros”. En dos palabras, “por suerte para ellos llegué yo...”

Y pobre del que se oponga aunque sea de buena forma y de acuerdo a la normativa vigente.

Lamentablemente por la misma conformación de la impronta bomberil, se mezclan natural y fácilmente conceptos verdaderos y falsos, disciplinas anheladas con derechos civiles; régimen semi militar con voluntariado; prioridades algunas veces contrapuestas entre servicio, trabajo y familia; honor y lealtad con abusos de poder; profesión particular con cargo bomberil; Reglamentos o códigos éticos contrapuestos con el ejercicio de una profesión; relaciones de trabajo particulares con cargos de oficiales, y tantas otras.

Por la particular conformación aludida se da el caso que bomberos rasos u oficiales de menor grado, son jefes en la vida laboral de oficiales superiores, lo que produce algunas veces situaciones francamente inverosímiles en cuanto al real poder de unos y otros.

En los aspectos de administración financiera y de la disciplina, tanto hacia los Bomberos como el personal rentado que además se rige por el Código del Trabajo, como lo hemos consignado tantas veces, es donde se producen los principales problemas, originando cada vez mas intervenciones del Poder Judicial al analizar y resolver Recursos de Protección o fallar sobre actuaciones legalmente incorrectas o no ajustadas a la norma que rige la institucionalidad particular de los Cuerpos.

Si se revisa la página Web del Poder Judicial, buscando “Bomberos” en el listado de causas, se ven mas de 30 casos en las Cortes de Apelaciones y otros tantos en diferentes juzgados por diversas razones, que lamentablemente son bien actuales, aparentemente aumentando en cantidad con el tiempo, lo que reafirma la presunción que algo no está funcionando bien en estos aspectos.

Además están los Recursos Administrativos que se presentan directamente al Ministerio de Justicia por aplicación indebida de disciplina sin observar las normas del debido proceso.

Es sin dudas inquietante esta realidad y como decía no se ve que tienda a mejorar, ya que “el casco de la sabiduría” está mas vigente que nunca en los bomberos y los que lo ostentan no alcanzan a divisar como sus acciones perjudican a la institucionalidad toda.

Esta judicalización de temas bomberiles tan importantes, atenta directamente contra la autonomía de la institución y produce una serie de gastos en abogados y juicios que bien podrían evitarse, además de enemistades evitables.

Y lo peor es que por una mal entendida disciplina se acatan sin pensarlo siquiera, decisiones equivocadas o torpes y nadie se atreve a contradecirlas porque podría considerarse falta a la disciplina.

Está claro que debe existir la disciplina como en toda institución jerarquizada y de servicio público, pero debe ser conforme a las normas legales y estatutarias y no sin restricción alguna o de acuerdo al criterio del ciudadano que tenga puesto el “casco de la sabiduría” en ese momento.

Lo curioso es que en todas las instituciones que ocurre este defecto, los directorios se hacen los sordos oficialmente y sus integrantes olvidando su responsabilidad directa, por detrás comentan y hacen proyectos, que nunca se concretan, convirtiéndose en cómplices de los errores, quizás esperando que se dé vuelta la tortilla a favor de ellos, pero claramente en contra de los intereses de la institución.

Para ser jefe de bomberos, no sólo hay que saber apagar incendios o hacer rescates o ser experto en Hazmat sino que hay que tener conocimientos de administración, de reglamentos, de legislación y liderazgo y sobre todo, humildad y capacidad de escuchar y pedir ayuda en lo que se desconoce o ante una duda, lo que el “casco de la sabiduría” no permite ya que significaría perder autoridad.

Mientras no se exija una malla curricular que contemple conocimientos mínimos de administración, este problema persistirá y se acrecentará, porque cada día hay mayores inquietudes sobre el correcto funcionamiento de las instituciones y de los derechos civiles, lo que se ha visto también hasta en las fuerzas armadas, que aún teniendo legislación propia no pueden ignorar derechos de las personas, como por ejemplo ante el embarazo de funcionarias como se ha visto en la prensa.
También se debería mirar y ver lo que está pasando con el Ejército , sus autoridades y prácticas y como se van manejando las situaciones. Sin dudas los tiempos han cambiado y lo seguirán haciendo.
Nosotros que somos tan democráticos en nuestra forma de elegirnos y respetarnos, algunas veces somos más dictatoriales que nadie en nuestro actuar. ¿Qué ejemplo les dejamos a los bomberos jóvenes?

Deben modificarse los estatutos de los Cuerpos incorporando Consejos o Tribunales de Disciplina, con defensores calificados, con penalidad conocida e instancias de apelación. Al no existir estas últimas se cae en la judicalización o en la intervención del Ministerio de Justicia, haciendo aparecer la autonomía como debilitada y en peligro.

Debe revisarse y corregirse esta situación con altura de miras y autocrítica ya que debemos ser los mismos Bomberos los que solucionemos bien nuestras falencias.

La Ley rige para todos: “Nadie está sobre la Ley” dicen algunos. Los Bomberos no tenemos una legislación propia, que se requiere también con urgencia, pero aunque la obtengamos siempre la Constitución estará por encima de ella.

Y para las corporaciones de derecho privado como los Bomberos, nuestros estatutos y reglamentos son nuestra ley particular, que nunca estará por sobre la general, pero que nos obliga también a cumplirla.

¿Y los Directorios? ¿Son meras comparsas? No se olviden que son la cabeza máxima de la organización....