06 septiembre, 2011

Más reflexiones sobre el futuro de los Cuerpos de Bomberos



ATINA BOMBEROS ha estado callado en los dos últimos años debido a la inconveniencia de hacer dos cosas a la vez, por lo que ahora retomaremos en parte algunos pensamientos y opiniones sobre el tema que nos preocupa y apasiona.

Creemos que con mucha seriedad y buenos planteamientos la Junta Nacional de Bomberos ha ido consiguiendo a través de los años y especialmente en los últimos, un interesante aumento en las subvenciones que reciben los Cuerpos, lo que a la gran mayoría les permite solventar bastante más del 50% de sus gastos operacionales.

Además con un pequeño esfuerzo pueden acceder a fondos adicionales frescos confeccionando proyectos para fondos regionales en planes grandes y colectivos, o a Ayudas Extraordinarias en la SVS, para reparaciones o adquisiciones, lo que permite incrementar significativamente la capacidad económica de los Cuerpos.

Además, la Junta Nacional mantiene en los Consejos Regionales, profesionales que asesoran a los encargados de los Cuerpos en la confección y presentación de estos proyectos, lo que facilita mucho su buena preparación y por lo mismo su aprobación.

Por lo tanto, de las autoridades de los Cuerpos depende casi totalmente lo que se consiga en este aspecto, además de otros en que una buena gestión siempre hará la diferencia.

Hasta ahí, todo bien, pero con una complicación: Para obtener los mejores resultados, debe existir una administración adecuada, con gente profesional o capacitada para ejercerla con éxito y oportunamente, como en cualquier parte por lo demás.

Es allí donde empieza la diferenciación entre los Cuerpos, más que por su tamaño, por su profesionalismo administrativo, lo que repercute en tener mejor equipado el servicio activo, que es la razón de ser de los Bomberos.

Los Cuerpos que han conseguido conformar un directorio con personas capaces y que entienden que el éxito del Cuerpo necesita de la generosidad de las Compañías y de los Bomberos para favorecerlo a éste sobre las expectativas propias y participando con altura de miras, van en el camino correcto.

Resumiendo: una jefatura con conocimientos, visión a futuro, dedicación y planificación, unido a un directorio competente, serán la base del éxito y si el grupo o la visión del Cuerpo perdura en el tiempo, el crecimiento será notable.

Así lo han demostrado por ejemplo Cuerpos como Santiago, Ñuñoa, Puerto Montt, Osorno y otros, los cuales tienen una política bastante planificada a nivel institucional o sus jefes se mantienen por largo tiempo en el cargo, pudiendo hacer planes a mediano y largo plazo.

En el lado opuesto están los Cuerpos con dirigentes poco capacitados que se ponen el “casco de la sabiduría” y según sus propias convicciones destruyen lo avanzado por otros a favor de “sus proyectos”, para lo cual si es necesario benefician a las Compañías que los apoyan a fin de mantenerse en el cargo, sin importar mayormente el desarrollo del Cuerpo.

Hoy los Cuerpos tienen muchas posibilidades de salir adelante en el aspecto económico y con ello poder entregar un buen servicio adecuado a lo que requiere la ciudadanía, pero para muchos el problema es la falta de recursos humanos preparados, con disponibilidad de tiempo y la convicción que hay que adecuarse a los tiempos actuales.

Porque el Estado da más pero también exige más y es lógico.

Hoy los proyectos deben ser bien hechos y cuando se reciben Ayudas Extraordinarias, Fondos de Inversión o de Operaciones, se debe rendir cuenta en forma seria y con comprobantes, de acuerdo a la normativa. Las Compañías tienen igual obligación.

Hoy no se puede argumentar que somos Bomberos voluntarios por lo que es lícito pedir manga ancha o excepciones. Eso quedó atrás hace mucho tiempo, pero no todos lo entienden o no tienen la capacidad para entenderlo y por eso fallan, perjudicando enormemente al Cuerpo y su gestión activa, que es su razón de ser.

Lo que decimos no es una novedad ya que lo hemos dicho antes, y se ha demostrado con muchas faltas o delitos cometidos por gente que no da el ancho, pero lo nuevo es que se ha aumentado los aportes que se recibe del Estado, y éste exige mayor eficacia en todo aspecto.

Ya no se puede llorar porque faltan recursos. Ellos están pero hay que buscarlos y después rendir buenas cuentas. La experiencia nos muestra muchos Cuerpos que siguen pidiendo limosnas y no aprovechan los recursos disponibles por falta de gestión.

Y planificando se pueden confeccionar proyectos por etapas, obteniendo muy buenos resultados.

Este cambio de mentalidad será determinante en el futuro de los Bomberos chilenos, ya que la ciudadanía espera de ellos eficiencia en todo y el Estado ha reaccionado incrementando sus aportes, lo que compromete el mejor manejo de los recursos.

También el Estado está en su derecho conocer cuántos Bomberos hay en Chile, cuál es su especialización, su capacitación, su material, etc., pero muchos Cuerpos no entregan la información a la Junta Nacional para que la centralice, por no entender que el Estado debe saber con qué seguridad cuenta o por creer que la autonomía de cada uno los hace independientes y por lo mismo les da el derecho de estar por sobre todo. En resumen, cuesta entregar una información fidedigna y oportuna, demostrando falta de disciplina institucional, lo que perjudica a la Junta y a todos los Bomberos de Chile.

Por eso hay que entender que si se quiere mantener el estatus de “Patria chica” que tienen los Bomberos con mucho orgullo y tradición, hay que cumplir con lo que se pide, esperar menos de otros y buscar con creatividad y eficacia nuevas formas de obtener recursos y optimizar su uso.

De no ser posible, el futuro de la institución bomberil se hipoteca grandemente.

Por otro lado también hemos comentado en artículos anteriores que en la actualidad es mucho más difícil ser Bombero que hace 40 años, ya que la sociedad ha cambiado, los jóvenes tienen otros intereses y los empleadores no facilitan la salida del trabajo para acudir a emergencias.

Este es otro problema del cual se está consciente pero no hay salida por el momento y lamentablemente se abordará cuando se produzca una emergencia grande y los Bomberos no puedan cumplir con su servicio eficiente. Hasta ahora gracias a Dios, siempre ha habido una solución, pero es un tema muy complicado que puede afectar sobre todo a los Cuerpos de ciudades dormitorio.

¿Y los Directorios?

Aunque con el caso La Polar han sido muy cuestionados y con razón, éstos tienen un rol preponderante en el desarrollo de las sociedades o corporaciones y su participación eficiente es indispensable para su buena marcha.

Es cierto que en los Bomberos el Directorio está formado por los Directores de Compañía, los que tampoco son siempre elegidos por su capacidad o inteligencia sino por otros factores como simpatía, poder, generosidad, porque ganó su cambullón o porque no hay otro mejor disponible.

Además, salvo escasas y honrosas excepciones, cada Director vela por los intereses de su propia Compañía, importándole muy poco lo que suceda con el Cuerpo, ya que consideran que para eso se eligieron los Oficiales Generales, por lo que en el hecho se sitúan al otro lado de la mesa, pidiendo más y no necesariamente aportando ni controlando.

Entonces los directorios pierden toda razón de ser y en vez de controlar y actuar proactivamente critican o dificultan la labor de los Oficiales Generales, sin entender que el Cuerpo es el que los convoca a todos y que de su éxito o fracaso dependerá el futuro de las Compañías y por ende del servicio de utilidad pública.

Y en demasiados casos aparecen directores que se sientan, quizás escuchan y nunca opinan. Sería bueno que a las reuniones pudieran asistir Bomberos para que vieran como actúan todos los miembros del Directorio y cuanto aportan.

En resumen falta PROFESIONALISMO en todos los estamentos de muchos Cuerpos y eso los hace ir de tumbo en tumbo, sin objetivos claros, sin cumplir con lo que se les pide, sin proyectos factibles de realizar y al final administrando una mediocridad que más temprano que tarde hará que los Bomberos dejen de gobernarse solos y a lo menos sean intervenidos.

Claro que no hay peor ciego que el que no quiere ver y los que sigan pensando que porque somos voluntarios tenemos el derecho de hacer las cosas a nuestra pinta, sin rendir cuentas a nadie, mirando hacia el pasado y funcionando “a lo bombero” están muy equivocados y cuando se den cuenta de lo que perdieron, será demasiado tarde.

Pero no hay que perder la fe, aunque sabemos que nunca todos podrán ponerse en línea.

ATINA BOMBEROS