Los Estatutos, Reglamentos y sus reformas...
En ATINA BOMBEROS hemos comentado muchas veces sobre la escasez de planificación que se da en los Bomberos quizás porque normalmente se trabaja sólo en el día a día, ya que no hay recursos suficientes para detenerse a pensar y se queda más que nada en el actuar.
Al decir falta de recursos, debemos partir por los económicos, que en este caso son muy primordiales, porque por no tenerlos en forma suficiente, siempre existirán prioridades más urgentes para obtenerlos y lo importante deberá esperar.
Pero esa falencia para los Bomberos no sólo es económica; también están las de personas capacitadas, de tiempo disponible, de estructura institucional y otras. Y por supuesto de autoridades que sean capaces de empinarse sobre los problemas cotidianos y mirar hacia más adelante, para proyectar la actividad hacia el futuro.
También está en la falta de trabajo en equipo de los dirigentes, que tienden a delegar muy poco y a hacer todas las cosas solos, como si el principal fuera el único que sabe y puede hacerlo. Y los directorios olvidando su misión estatutaria de dirigir los Cuerpos, delegan absolutamente en el dirigente transformándolo en caudillo.
Al decir falta de recursos, debemos partir por los económicos, que en este caso son muy primordiales, porque por no tenerlos en forma suficiente, siempre existirán prioridades más urgentes para obtenerlos y lo importante deberá esperar.
Pero esa falencia para los Bomberos no sólo es económica; también están las de personas capacitadas, de tiempo disponible, de estructura institucional y otras. Y por supuesto de autoridades que sean capaces de empinarse sobre los problemas cotidianos y mirar hacia más adelante, para proyectar la actividad hacia el futuro.
También está en la falta de trabajo en equipo de los dirigentes, que tienden a delegar muy poco y a hacer todas las cosas solos, como si el principal fuera el único que sabe y puede hacerlo. Y los directorios olvidando su misión estatutaria de dirigir los Cuerpos, delegan absolutamente en el dirigente transformándolo en caudillo.
Con las reformas a los estatutos saltan a la vista estas falencias.
Muchos mandos bomberiles culpan de sus problemas o los problemas de sus cuerpos a la calidad de los estatutos: Que están atrasados, que son de otro tiempo, que no consideraron determinadas situaciones, que no son claros, etc... Siempre se termina concluyendo que es indispensable modificarlos
¡¡Como si los estatutos se hubieran hecho solos y para otra institución!!
Los estatutos deben ser como las constituciones políticas de los estados: Cortos, claros y considerar lo fundamental. Para los detalles están las leyes y los reglamentos.
Claro que todos hay que cumplirlos.
Desde que se dio forma a los bomberos, los estatutos fueron la base y regulación por la que se regiría esta institución formada por caballeros. Al paso de los tiempos todo fue cambiando y debió hacerse modificaciones para adecuarlos a las necesidades modernas. Lo mismo que por lo demás se hace con la Constitución y sus reformas.
Lo que no se hace siempre es revisar qué hay que cambiar para que la institución llegue a qué.
Salvo honrosas excepciones se tiende a modificar lo que aparece contradictorio con una cierta situación o realidad, olvidando que un buen estatuto es un todo armónico referido a una organización, abarcando sus aspectos esenciales.
Para establecer una regulación es obvio tener claro cual es el propósito de ésta, por lo que para modificarla debería ser igual. De no hacerse así, como muchas veces ocurre, se termina en un texto contradictorio, lleno de parches que da mas problemas que soluciones y que en definitiva no sirve, o sirve para unos escasos intereses momentáneos.
Entonces volvemos al principio: Por qué necesitamos cambiar. Cual es el propósito Qué ha cambiado tanto que nos obliga a modificar nuestra institucionalidad. Adonde queremos llegar. Cuales son los obstáculos que se presentan para conseguirlo. Cómo los cambios podrían afectar al reglamento y órdenes del día. Cuánto mas hay que rehacer.
Toda reforma a los estatutos es un proceso largo y bastante complicado, ya que además de poner de acuerdo a los que serán afectados, hay que presentarlo a las autoridades del Estado, los que después de meses lo podrán aprobar o no.
Por eso que una reforma a los estatutos debe ser bien planificada, analizada y redactada. De no ser así, como decíamos será trabajo y tiempo perdidos.
Y lamentablemente en general las reformas son sólo cosméticas o parches apurados para hacer adecuaciones no bien estudiadas cuyas consecuencias se verán después.
Hace pocos años en nuestro Cuerpo, un Superintendente tuvo la fuerza para impulsar un Plan Estratégico, conforme a una Visión que se consensuó tras un importante trabajo previo y que fue tomado con seriedad por el Directorio y los Bomberos. Dirigido por profesionales universitarios y bomberos se avanzó bien y organizadamente en todos los aspectos de lo que se esperaría de nuestro servicio en el año 2010, que incluía una reforma de estatutos para adecuarlos a esa Visión. La participación de los bomberos Activos y Honorarios que trabajaron en eso fue muy interesante y aportó mucho mas de lo que estoy seguro esperaban todos.
Lamentablemente y como pasa tanto, al cambiar la autoridad no se continuó con el esfuerzo, perdiéndose o archivándose las ilusiones, el trabajo de muchos y también recursos económicos.
Volviendo a lo habitual, no casos puntuales, que es lo que nos ocupa en ATINA BOMBEROS, es una pena que al no concluirse un esfuerzo para construir un plan estratégico se vuelve a lo mismo: Centrarse en el corto plazo y seguir marcando el paso sin visión de futuro.
Cuando se habla de reformas a los estatutos o reglamentos en general, muchas veces no se concretan y si se hace no perduran eficientemente en el tiempo. Salvo pocas excepciones los estatutos de los cuerpos han sido y son muy buenos y consideran todo lo que importa al funcionamiento bomberil.
Con los años las autoridades del Estado han solicitado incorporar mayores estipulaciones, sobre todo en lo relacionado con la penalización de las faltas a la disciplina, debido en gran parte al uso y abuso que han hecho muchos dirigentes de bomberos.
Antes decíamos que se culpa a los estatutos y reglamentos inmerecidamente ya que son las autoridades las que los desconocen en la doble acepción de la palabra: (1) O no los han leído o los leyeron y no captaron bien lo que dicen, o (2) no actúan en conformidad a ellos.
Si se conocieran y se acataran por todos habrían menos problemas y menos necesidades de modificarlos.
En todos los Estatutos están claramente definidos la organización que tendrán, las autoridades que dirigirán a los Cuerpos y las atribuciones, deberes y responsabilidades que tiene cada una de ellas, así cómo serán elegidas y el Tribunal que juzgará en caso de falta. Para los detalles se consigna que se establecerá un Reglamento.
En todos aparece que existirá un Directorio que es el que dirigirá el Cuerpo y un Superintendente que es el jefe superior de la organización y que además de ser el representante legal y del Directorio tiene la responsabilidad del fiel cumplimiento de las normas establecidas.
El problema está en que muchas veces las autoridades actúan mirando sólo lo que les interesa y no la totalidad de las normas y ya lo decíamos antes, los estatutos y reglamentos deben ser armónicos porque están referidos A UNA ORGANIZACIÓN. Es como si a una mesa de cuatro patas se le alarga una o se le quita una, queda coja. No por creer solucionar una situación puntual se arregla el conjunto sino por el contrario, se desajusta todo. O como conducir un auto en la ciudad respetando solamente algunas reglas de tránsito.
Por ejemplo, si el directorio de un cuerpo acepta que se pase a llevar el estatuto o el reglamento para una situación dada, en el hecho está estableciendo que todas esas normas son relativas y no absolutas y por lo mismo ninguna es obligatoria para todos, por lo que será injusto aplicarlas en otros casos. ¿Con qué altura moral lo podría hacer? Está pidiendo a gritos que alguien reclame a las autoridades del Estado.
Se podrá decir que no es de caballero o de bombero bien nacido reclamar ante una autoridad no bomberil, pero si las bomberiles no son coherentes en aplicar las normas establecidas, ¿Es obligatorio para los bomberos como personas aceptar una injusticia?
Cuando un directorio se sale de lo establecido en los estatutos y reglamentos, en el hecho lleva al cuerpo a la anarquía, donde triunfarán los que en el momento tienen mas poder o las mejores armas, no la justicia ni la razón.
En ATINA BOMBEROS no entraremos en mas detalles sobre estas situaciones que se repiten con demasiada frecuencia en los cuerpos y que ya comentamos el 31 de agosto de 2006 con desagradables recuerdos: El olvido de la responsabilidad de los directores en velar por la coherencia y apego a la legalidad y normativa en que se mueve una organización, en este caso un cuerpo.
Mientras se está en el poder se trata de adecuar los estatutos y reglamentos a lo que a uno le conviene o cree mas conveniente. Cuando el poder se pierde y uno queda en el otro extremo del recorrido del péndulo, se arrepiente pero ya es tarde.
Las normativas no pueden hacerse pensando en personas sino en las instituciones y su Misión.
Es muy poco creativo repetir que las personas pasan y las instituciones quedan, pero cuando una persona está con el poder, parece que se olvida de eso y cree que nunca va a dejar de tenerlo y será en ese momento cuando empiece a comprender los errores en que incurrió, por supuesto que sin malas intenciones
Y claro, para evitar eso están los directorios, que como responsables de la buena marcha y futuro de las instituciones, deben aconsejar, asesorar y convencer a los superiores de algún error que están a punto de cometer o de pedirle rectificación cuando ya lo cometieron.
Pero muchas veces se confunde la lealtad con la institución, que es hacer y exigir sólo lo mejor para ella, con una mala entendida lealtad con las personas dirigentes, lo que es muy lamentable y pernicioso para todos, aunque cómodo para los directores.
La primera modificación que se debería hacer a algunos estatutos es incorporar un artículo que diga que donde el estatuto o reglamento dice que es de cumplimiento obligatorio para todos, debe entenderse que es obligatorio cumplirlo...
Y claro, para evitar eso están los directorios, que como responsables de la buena marcha y futuro de las instituciones, deben aconsejar, asesorar y convencer a los superiores de algún error que están a punto de cometer o de pedirle rectificación cuando ya lo cometieron.
Pero muchas veces se confunde la lealtad con la institución, que es hacer y exigir sólo lo mejor para ella, con una mala entendida lealtad con las personas dirigentes, lo que es muy lamentable y pernicioso para todos, aunque cómodo para los directores.
La primera modificación que se debería hacer a algunos estatutos es incorporar un artículo que diga que donde el estatuto o reglamento dice que es de cumplimiento obligatorio para todos, debe entenderse que es obligatorio cumplirlo...
ATINA BOMBEROS