28 enero, 2006

Los Bomberos accidentados o muertos en el Servicio


Antes de entrar en materia, debo rendir un homenaje a todos los caídos en el cumplimiento de este hermoso deber auto impuesto, desde Eduardo Farley, Teniente de la Compañía de Hachas, Ganchos y Escaleras de Valparaíso, el 13 de noviembre de 1858, hasta Carlos Pérez Riveros de la Cuarta, Pompe France de Santiago, recién fallecido.

A los cerca de 300 caídos, nuestro reconocimiento y agradecimiento sincero.

Este es un tema que me preocupa, al igual que a muchos Bomberos.

Los Bomberos estamos conformados por toda la gama de la sociedad chilena o avecindada en Chile. Desde el próspero empresario, profesional, técnico, empleado, operario, político, trabajador independiente, estudiante o cesante.

Todos tenemos o hemos tenido diferentes realidades laborales, que con mayor o menor dificultad nos han permitido tener la oportunidad de servir a nuestra comunidad, lo que nos enorgullece y por lo cual agradecemos a Dios y también a nuestras familias por el tiempo robado a ellas y por las preocupaciones que les damos muchas veces.

Pero siempre felices de haber conocido, abrazado y amado esta actividad.

Lamentablemente las cosas no funcionan siempre como uno quisiera y se producen situaciones dolorosas que impactan mucho.

Los accidentes de los Bomberos. La muerte de Bomberos. Tanta gente buena, joven o no tanto, que por circunstancias de la vida, sufre, se invalida o fallece.

La circular 180 de la SVS, del 20 de mayo 2005, establece que darán derecho a indemnizaciones y beneficios del DL 1.757 de 1977, la muerte y las lesiones que sufran y las enfermedades que contraigan los miembros voluntarios, activos u honorarios debidamente registrados en los Cuerpos de Bomberos, que sean consecuencia directa de hechos ocurridos en actos de servicio y que deben ser acreditados ante la SVS por certificación de Carabineros y cumpliendo varios requisitos.

Queda claro este resumen de los beneficiarios.

Desde hace tiempo han existido conversaciones dentro de los Bomberos referidas a la diferenciación entre “Mártir” o “Muerto en Acto de Servicio”, lo que en ningún caso afecta lo dispuesto en el DL 1.757 y que no pasa de ser un ejercicio filosófico sobre la necesidad de destacar a uno sobre el otro.

En mi modesta opinión no tiene mayor importancia la diferenciación ya que la pregunta siempre será ¿Si no hubiera sido Bombero, habría estado allí? Si se murió o se accidentó o se infartó no hace mucha diferencia. Era un Bombero asistiendo a un Acto de Servicio.

Si hubiera que buscar una distinción entre Mártir o Fallecido en Acto de Servicio, para mí estaría en el agente ocasionador del accidente: Si es exógeno a la persona, como una explosión, un flamazo, un derrumbe, la rotura de un elemento (escala, manguera), una caída, un choque o atropello mientras se acudía al llamado u otros de ese tipo, darían lugar a la denominación de Mártir.

Por otro lado, puede producirse un infarto cardíaco o cerebral, u otro fatal en un incendio, un rescate, una reunión de Compañía o una Academia, o mientras se concurre o retira de ella, que provoque la muerte de la persona. En ese caso estaríamos hablando de Muerto en Acto de Servicio, ya que no hubo un agente externo directo.

Pero como decía es un tema que no tiene nada que ver con lo que establece el DL 1.757 sobre accidentados en actos de servicio.

Últimamente la SVS ha cuestionado algunos accidentes de bomberos y específicamente en principio, la muerte del Bombero de la 4ª de Illapel, Patricio Plaza, que falleció por un paro cardíaco que le provocó la impresión de ver a un grupo de personas muertas en un accidente vehicular.

Por haber fallecido en el hospital y no en el lugar mismo, se pretendió desconocer la calidad de muerto en acto de servicio, a pesar que el DL 1.757 indica que se incluyen los problemas de salud que hayan sido consecuencia de un acto de servicio.

Con esa facilidad con que la SVS se arroga facultades bomberiles o de supervisión que no tiene, aparte de complicar y entorpecer en vez de facilitar estos tristes trámites, demuestra un gran desconocimiento al respecto.

La National Fire Protection Association (NFPA) de Estados Unidos, en un análisis de las muertes de 105 bomberos producidas el año 2003, determinó que el 45% de éstas fue causado por stress o sobreesfuerzo; el 38% por traumas internos debido a accidentes vehiculares; 7% quemados; 4% aplastados; 5% por asfixia y 1% por otras causas.

Hay que considerar que los bomberos norteamericanos son profesionales rentados, muy entrenados, que se mantienen en buen estado físico, usan la mejor tecnología protectora de sus vidas y están en permanente actividad, con los descansos adecuados.

Ahora si su alimentación es adecuada o no, si se chequean constantemente, no lo sé, pero sin duda que son un parámetro de comparación razonable.

No puede discutirse que el Bombero está sometido a un fuerte stress en un acto de servicio, sobre todo si es un incendio descontrolado o un rescate vehicular grave, donde las personas están atrapadas, heridas o muertas o desmembradas.
La capacitación y la experiencia ayudan en mucho a soportar la angustia de la situación, a pesar de lo cual los bomberos rescatistas en muchos casos deben someterse a terapias grupales para equilibrar sus emociones posteriores al acto de servicio.

Yo no soy bombero rescatista, pero he conversado bastante con los que sí lo son y he visto fotos espantosas, no tomadas por Bomberos sino por otros especialistas, que no se publican y se muestran sólo para capacitación.

No es de extrañarse pues, lo que le pasó al voluntario de Illapel., Por el contrario, se comprende perfectamente sobre todo si no se había expuesto anteriormente a situaciones tan dramáticas.

Creo que los Bomberos chilenos hacen lo más que pueden en chequear la salud de sus integrantes al ingresar a la institución. Después se deja un poco de lado y sólo se examinan los casos que provocan dudas. Es difícil que se pueda hacer mucho más.

No conozco estadísticas fiables sobre accidentabilidad de los bomberos, sólo de conversaciones con otros chilenos o extranjeros y parece que a pesar de los problemas, no sobresalimos por el número ni gravedad de los accidentes, lo que habla muy bien de los esfuerzos que se hacen al respecto.

Claro que como van apareciendo cada día situaciones más riesgosas o por lo menos desconocidas, se debe estar más alerta y a la defensiva, tomando mas precauciones para cuidar a los Bomberos. Además insistir en mantener en buen estado y ocupar los elementos que sean necesarios, aunque se demore un poco más.

Conozco también el caso de bomberos inválidos por siempre, total o parcialmente y el de jóvenes que por la gravedad de las heridas recibidas, aparte del trauma personal y familiar que les provoca, pierden años de su vida en cuanto a suspender sus estudios, con el daño moral y económico que les significa a ellos y a sus familias.

Y eso no se compensa con la atención hospitalaria gratuita y un aporte mínimo de dinero como compensación. Qué decir de una indemnización por muerte, que afortunadamente mejoró muchísimo a partir de mayo de 2002.

Lamentablemente la SVS en esa especial preocupación que dedica a los Bomberos, tiende a cuestionar muchos accidentes, dificultando la ya complicada tramitación que significan esas situaciones. Hay bastantes ejemplos que posiblemente demos a conocer en el futuro.

Es muy probable que alguna vez alguien haya intentado hacer aparecer una lesión diferente como accidente - como sucede con los accidentes de trayecto en las mutuales - pero eso en ningún caso justifica dificultar todo un proceso doloroso para el lesionado, su familia y los Bomberos.

Por otro lado, aunque relacionado con lo mismo, en un próximo artículo conversaremos sobre los interesantes esfuerzos que están haciendo algunos Cuerpos para mejorar la seguridad de los Bomberos, vía Oficiales de Seguridad, tema novedoso para la mayoría en Chile, pero importantísimo.

Es un real aporte a la profesionalización global de la actividad que redundará en mayor protección a los Bomberos sobre todo en incendios y que también ahorrará dolores y molestias.

10 enero, 2006

La preocupante interrelación entre Bomberos y el Estado


Agradezco el feedback referente a lo publicado en este blog, recibido de muchos amigos y también de personas desconocidas por mí, ya sea estableciéndolo como comentario, que es lo que prefiero, o de manera personal o telefónica.

Uno de los importantes es el que dejó mi amigo Claudio, prestigioso bombero porteño, que alude al último artículo y a otros anteriores, que como todos estos temas es posible de profundizar y es lo que intentaremos respecto al comportamiento mas emotivo (¿o visceral?) que racional, que se observa en la gran mayoría de las organizaciones bomberiles chilenas y... de las autoridades del Estado respecto a ellas.

Como casi todas las situaciones referidas al bomberismo nuestro, es sumamente peculiar esta relación.

Ya hemos comentado que lo más fácil de hacer en Chile es constituir un Cuerpo de Bomberos, por lo que no lo tocaremos de nuevo.

Conseguir equipos de trabajo tampoco es muy complicado, no faltará algún amigo en otro Cuerpo que le consiga algunas mangueras en desuso o unos pitones dados de baja. También es posible obtener unos cascos antiguos que podrían servir aún y algunas cotonas que cumplieron su vida útil.

Así ya tenemos equipados a estos bomberos. Con elementos nuevos sería muy caro.

Si el Alcalde quiere tener su Cuerpo, para que desfile el 18 de septiembre, le regalará una camioneta a punto de fundirse que tiene que dar de baja la municipalidad. No faltará un vecino que se interesa en participar en la noble causa bomberil, que tiene un galpón disponible que lo facilitará para guardar la camioneta, a la que se le pondrá en el pick up una motobomba en regular estado que alguien consiguió.

Obtenida la personalidad jurídica y aceptado o no el Cuerpo por la Junta Nacional, podrá acceder a una subvención anual y a solicitar Ayudas Extraordinarias. Estos trámites pueden ser anteriores o posteriores a lo indicado en los párrafos de mas arriba.
Con las Ayudas Extraordinarias se podrá empezar a obtener materiales nuevos... Además puede aparecer un político o alguien importante que ayude con su influencia. En una de ésas mas adelante aparece la Contraloría General de la República y sugiere que se le entregue un carro nuevo, porque todavía nunca ha tenido uno.

Hasta ese momento y para el futuro, nadie se ha preguntado ni se preguntará si era necesario formar este cuerpo y si su existencia será un aporte o una complicación para el servicio a la comunidad.

Y por supuesto que el que más se interesó o el que más colaboró, será el jefe: Superintendente o Comandante según lo prefiera y con el título será acreedor del “Casco de la Sabiduría” que lo guiará en su autonomía.

El problema es que como no es necesaria la capacitación ni tampoco se exigen conocimientos, no faltará el amigo bombero o ex bombero o político de poca monta, que asesorará al nuevo cuerpo desde su personal manera de ver y entender el bomberismo.

Suena cruda y casi fea la forma en que expongo esta situación, pero en ningún caso debe inferirse burla u ofensa hacia una generalmente buena intención de un grupo de personas, sino una gran preocupación por los Bomberos.

Y a pesar de lo poco que se tiene aparecerán nuevas personas que quieren participar como bomberos, los que serán o no aceptados dependiendo muchas veces del grado de amistad que los liga a los antiguos, lo que de cierta manera es razonable por el concepto de amistad que existe en los cuarteles, pero si no se administra con alguna racionalidad, se deja afuera gente valiosa.

Pero de una u otra forma se terminan formando grupos dentro de las organizaciones y esto también tiene un doble efecto: Por un lado se pelean por hacer cosas nuevas y mejores lo que es muy positivo, pero también sirve para desconocer todo lo bueno hecho por el grupo anterior, lo que es muy perjudicial

Y cuando un grupo se mantiene mucho tiempo en el poder, como en todo, se producen injusticias y al final se personaliza tanto que dejan de verse oportunidades de mejorar y se cae en la autocomplacencia.

Y ahí llegamos a otra lamentable característica de esta impronta bomberil: Nunca planificar en serio y en forma racional, sino como buenos bomberos “apagar incendios” sólo una vez que se produzcan.

Y la situación descrita se encuentra en casi toda la extensión de organizaciones bomberiles chilenas con poquísimas excepciones (para no dar número), que son la de los Cuerpos que destacan por su crecimiento y recursos.

Que positivo sería que de una vez por todas y a todo nivel se obligara a una planificación. Que el Gobierno la exigiera y que también se comprometiera a cumplirla.

Si se pone atención en lo que sucede en los Consejos Regionales de Chile (CORES) referente a los Bomberos se ilustra la más triste de las realidades: Nadie incluye a los bomberos dentro de la planificación. (No tocamos siquiera los incendios forestales)

Es cierto que existe una “descentralización administrativa” que sirve para evidenciar que lo que no le interesa al gobierno central no vale para nadie y los ejemplos de tragedias evitables que se han dado en los últimos meses son una prueba palpable, transformándose los GORE en un fusible para que el gobierno central no aparezca cuestionado.

Cuando hay graves emergencias aparecen los “de Santiago” dictando medidas para solucionar la crisis “a lo bombero”. Que después se cumplan éstas o no es otro tema. Pero que se hacen promesas... eso sí.

Pero pasada la emergencia, nadie mas se acuerda y a nadie le permiten recordarla, ya sea para prevenir o para planificar y presupuestar para el año siguiente.

Más arriba decía que los distintos CORES tienen comportamientos tan diferentes hacia los bomberos, que espanta. Mientras algunos aprueban muchos proyectos para obtener carros o construir cuarteles para sus Cuerpos, otros ni siquiera los consideran.

Lo que dice o autoriza la Ley para algunos es clara, para otros es imposible. Es cosa de ver los proyectos aprobados en una y otra región y lo que sus contralorías aprueban o no. PARECE QUE NO EXISTEN POLITICAS NACIONALES AL RESPECTO

Pero también como decía es mínimo el número de Cuerpos que son capaces de planificar seriamente sus necesidades y sus proyectos. Hoy se convencen que algo es indispensable y mañana existe otra prioridad. ¿Por qué? ¿Hay tantas incógnitas en la vida de las organizaciones que no lo permiten, o es mas bien un asunto de personas y ceguera en cuanto a ver en forma global la problemática?

Si las instituciones estratégicas o las empresas se manejaran así ¿qué sería de nuestro querido Chile?

Lamentablemente los bomberos por su falta de unión eficiente y mínima representación en aspectos bomberiles a nivel nacional, facilitan a las autoridades de gobierno su “política” de actuar en forma discriminatoria con los diferentes cuerpos, produciendo fuertes distorsiones.

La autonomía hace mirar las cosas desde un punto de vista egoísta y limitado. La configuración de los Cuerpos, formados por Compañías, con identidades diferentes pero unidas en un mismo afán, no se da a nivel nacional , regional o provincial y es una realidad aunque nos duela y de hecho de eso se aprovechan las autoridades y se va debilitando el bomberismo.

Cuando alguien consigue algo para su Cuerpo, lo agradece y se felicita. El costo no se evalúa, total para qué si lo que nos dieron nos viene bien. ¿Se necesitaba? No importa tanto. ¿Que harán los otros? No es problema nuestro. Si el cuerpo del lado nos sobrepasa, no importando por qué, nos molesta.

Si existiera un poco menos de soberbia por desconocimiento los directivos bomberiles podrían estudiar textos muy importantes para la empresa y sociedad moderna, como por ejemplo La Quinta Disciplina de Peter Senge, con mas de 15 años de publicada, que escribe sobre las Organizaciones que Aprenden, u organizaciones inteligentes: Dominio personal; Modelos mentales; Visión compartida; Pensamiento sistémico y Aprendizaje en equipo.

Esta teoría, como otras, pueden aplicarse casi para todo: familia, empresa, grupo, como dedicada a los Bomberos. Postula compatibilizar la visión o pensamiento personal con el del grupo, entendiendo que todos formamos parte de un mismo sistema y que compartiendo una visión aprenderemos todos los días, seremos ágiles y adaptables al entorno, en una palabra, mejores.

Y aquí se unen visiones estratégicas del servicio activo y del administrativo para llevarlo a cabo.

Si no hay tiempo porque además de ser bombero hay que trabajar, hay que buscar alguien que pueda planificar, aportar ideas frescas e inducir a mirar con menos paradigmas históricos. Hay profesores y alumnos universitarios que estarían encantados de ayudar a los Bomberos, como lo han hecho en distintas oportunidades, sin resultados conocidos.

No por ser bomberos somos los únicos que entendemos a los bomberos y su problemática. Somos bien especiales, quijotescos podría decirse, pero humanos, no sobrehumanos, por lo que podemos leer, buscar ayuda, en una palabra abrirnos a aprender. Para apagar incendios y hacer rescates somos muy buenos, pero no para clarificar nuestro futuro y nuestro crecimiento.

Y al darse cuenta de nuestra debilidad las autoridades se aprovechan. Además tienen claro que al haber elecciones en bomberos, si cambian las autoridades lo más probable es que cambiará todo. Damos muchas ventajas en todo nivel.

Algunas veces cuando han habido intentos serios de trabajar en alguna visión que comprometa un futuro a mediano plazo de una institución bomberil, siempre han surgido personas que creen que se está perdiendo tiempo y recursos, ya que la cultura indica “que los Bomberos no lo hacemos así”.

Si nunca planificamos seriamente y a mediano plazo, nunca tendremos claro hacia donde queremos ir y por lo mismo nos llevarán a donde quieran. Como dice Lewis Carroll en su “Alicia en el país de las maravillas”:

Alicia: ¿Qué camino debo tomar para salir de aquí? Minino de Cheshire: “Depende a donde quieras llegar”; Alicia: “No me importa mucho”. Minino: “Entonces toma cualquiera y llegarás a cualquier parte”

Hay que trabajar en planificar lo que se espera de la institución a mediano plazo. Ni siquiera postulo que sea a largo plazo, pero buscar, consensuar y fijar una política institucional que deberá aplicarse en un determinado plazo. Que sea posible de cumplir, evaluar y ser consistente en el tiempo.

Sólo así se podrá plantear a las autoridades que esperan los Bomberos para el futuro y qué creen que podrán cumplir. No sólo la visión histórica que es formidable, sino la futura. Ese es el desafío de los nuevos tiempos.

Y planteadas las cosas con seriedad, el Estado tendrá que estudiarlas, evaluarlas, aceptarlas o proponer alternativas, lo que sin duda también dará la posibilidad a los Bomberos de prever su futuro.

Si uno condujera un vehículo sólo mirando por el espejo retrovisor, chocaría y eso es lo que muchos no queremos que suceda a los Bomberos chilenos.