10 enero, 2006

La preocupante interrelación entre Bomberos y el Estado


Agradezco el feedback referente a lo publicado en este blog, recibido de muchos amigos y también de personas desconocidas por mí, ya sea estableciéndolo como comentario, que es lo que prefiero, o de manera personal o telefónica.

Uno de los importantes es el que dejó mi amigo Claudio, prestigioso bombero porteño, que alude al último artículo y a otros anteriores, que como todos estos temas es posible de profundizar y es lo que intentaremos respecto al comportamiento mas emotivo (¿o visceral?) que racional, que se observa en la gran mayoría de las organizaciones bomberiles chilenas y... de las autoridades del Estado respecto a ellas.

Como casi todas las situaciones referidas al bomberismo nuestro, es sumamente peculiar esta relación.

Ya hemos comentado que lo más fácil de hacer en Chile es constituir un Cuerpo de Bomberos, por lo que no lo tocaremos de nuevo.

Conseguir equipos de trabajo tampoco es muy complicado, no faltará algún amigo en otro Cuerpo que le consiga algunas mangueras en desuso o unos pitones dados de baja. También es posible obtener unos cascos antiguos que podrían servir aún y algunas cotonas que cumplieron su vida útil.

Así ya tenemos equipados a estos bomberos. Con elementos nuevos sería muy caro.

Si el Alcalde quiere tener su Cuerpo, para que desfile el 18 de septiembre, le regalará una camioneta a punto de fundirse que tiene que dar de baja la municipalidad. No faltará un vecino que se interesa en participar en la noble causa bomberil, que tiene un galpón disponible que lo facilitará para guardar la camioneta, a la que se le pondrá en el pick up una motobomba en regular estado que alguien consiguió.

Obtenida la personalidad jurídica y aceptado o no el Cuerpo por la Junta Nacional, podrá acceder a una subvención anual y a solicitar Ayudas Extraordinarias. Estos trámites pueden ser anteriores o posteriores a lo indicado en los párrafos de mas arriba.
Con las Ayudas Extraordinarias se podrá empezar a obtener materiales nuevos... Además puede aparecer un político o alguien importante que ayude con su influencia. En una de ésas mas adelante aparece la Contraloría General de la República y sugiere que se le entregue un carro nuevo, porque todavía nunca ha tenido uno.

Hasta ese momento y para el futuro, nadie se ha preguntado ni se preguntará si era necesario formar este cuerpo y si su existencia será un aporte o una complicación para el servicio a la comunidad.

Y por supuesto que el que más se interesó o el que más colaboró, será el jefe: Superintendente o Comandante según lo prefiera y con el título será acreedor del “Casco de la Sabiduría” que lo guiará en su autonomía.

El problema es que como no es necesaria la capacitación ni tampoco se exigen conocimientos, no faltará el amigo bombero o ex bombero o político de poca monta, que asesorará al nuevo cuerpo desde su personal manera de ver y entender el bomberismo.

Suena cruda y casi fea la forma en que expongo esta situación, pero en ningún caso debe inferirse burla u ofensa hacia una generalmente buena intención de un grupo de personas, sino una gran preocupación por los Bomberos.

Y a pesar de lo poco que se tiene aparecerán nuevas personas que quieren participar como bomberos, los que serán o no aceptados dependiendo muchas veces del grado de amistad que los liga a los antiguos, lo que de cierta manera es razonable por el concepto de amistad que existe en los cuarteles, pero si no se administra con alguna racionalidad, se deja afuera gente valiosa.

Pero de una u otra forma se terminan formando grupos dentro de las organizaciones y esto también tiene un doble efecto: Por un lado se pelean por hacer cosas nuevas y mejores lo que es muy positivo, pero también sirve para desconocer todo lo bueno hecho por el grupo anterior, lo que es muy perjudicial

Y cuando un grupo se mantiene mucho tiempo en el poder, como en todo, se producen injusticias y al final se personaliza tanto que dejan de verse oportunidades de mejorar y se cae en la autocomplacencia.

Y ahí llegamos a otra lamentable característica de esta impronta bomberil: Nunca planificar en serio y en forma racional, sino como buenos bomberos “apagar incendios” sólo una vez que se produzcan.

Y la situación descrita se encuentra en casi toda la extensión de organizaciones bomberiles chilenas con poquísimas excepciones (para no dar número), que son la de los Cuerpos que destacan por su crecimiento y recursos.

Que positivo sería que de una vez por todas y a todo nivel se obligara a una planificación. Que el Gobierno la exigiera y que también se comprometiera a cumplirla.

Si se pone atención en lo que sucede en los Consejos Regionales de Chile (CORES) referente a los Bomberos se ilustra la más triste de las realidades: Nadie incluye a los bomberos dentro de la planificación. (No tocamos siquiera los incendios forestales)

Es cierto que existe una “descentralización administrativa” que sirve para evidenciar que lo que no le interesa al gobierno central no vale para nadie y los ejemplos de tragedias evitables que se han dado en los últimos meses son una prueba palpable, transformándose los GORE en un fusible para que el gobierno central no aparezca cuestionado.

Cuando hay graves emergencias aparecen los “de Santiago” dictando medidas para solucionar la crisis “a lo bombero”. Que después se cumplan éstas o no es otro tema. Pero que se hacen promesas... eso sí.

Pero pasada la emergencia, nadie mas se acuerda y a nadie le permiten recordarla, ya sea para prevenir o para planificar y presupuestar para el año siguiente.

Más arriba decía que los distintos CORES tienen comportamientos tan diferentes hacia los bomberos, que espanta. Mientras algunos aprueban muchos proyectos para obtener carros o construir cuarteles para sus Cuerpos, otros ni siquiera los consideran.

Lo que dice o autoriza la Ley para algunos es clara, para otros es imposible. Es cosa de ver los proyectos aprobados en una y otra región y lo que sus contralorías aprueban o no. PARECE QUE NO EXISTEN POLITICAS NACIONALES AL RESPECTO

Pero también como decía es mínimo el número de Cuerpos que son capaces de planificar seriamente sus necesidades y sus proyectos. Hoy se convencen que algo es indispensable y mañana existe otra prioridad. ¿Por qué? ¿Hay tantas incógnitas en la vida de las organizaciones que no lo permiten, o es mas bien un asunto de personas y ceguera en cuanto a ver en forma global la problemática?

Si las instituciones estratégicas o las empresas se manejaran así ¿qué sería de nuestro querido Chile?

Lamentablemente los bomberos por su falta de unión eficiente y mínima representación en aspectos bomberiles a nivel nacional, facilitan a las autoridades de gobierno su “política” de actuar en forma discriminatoria con los diferentes cuerpos, produciendo fuertes distorsiones.

La autonomía hace mirar las cosas desde un punto de vista egoísta y limitado. La configuración de los Cuerpos, formados por Compañías, con identidades diferentes pero unidas en un mismo afán, no se da a nivel nacional , regional o provincial y es una realidad aunque nos duela y de hecho de eso se aprovechan las autoridades y se va debilitando el bomberismo.

Cuando alguien consigue algo para su Cuerpo, lo agradece y se felicita. El costo no se evalúa, total para qué si lo que nos dieron nos viene bien. ¿Se necesitaba? No importa tanto. ¿Que harán los otros? No es problema nuestro. Si el cuerpo del lado nos sobrepasa, no importando por qué, nos molesta.

Si existiera un poco menos de soberbia por desconocimiento los directivos bomberiles podrían estudiar textos muy importantes para la empresa y sociedad moderna, como por ejemplo La Quinta Disciplina de Peter Senge, con mas de 15 años de publicada, que escribe sobre las Organizaciones que Aprenden, u organizaciones inteligentes: Dominio personal; Modelos mentales; Visión compartida; Pensamiento sistémico y Aprendizaje en equipo.

Esta teoría, como otras, pueden aplicarse casi para todo: familia, empresa, grupo, como dedicada a los Bomberos. Postula compatibilizar la visión o pensamiento personal con el del grupo, entendiendo que todos formamos parte de un mismo sistema y que compartiendo una visión aprenderemos todos los días, seremos ágiles y adaptables al entorno, en una palabra, mejores.

Y aquí se unen visiones estratégicas del servicio activo y del administrativo para llevarlo a cabo.

Si no hay tiempo porque además de ser bombero hay que trabajar, hay que buscar alguien que pueda planificar, aportar ideas frescas e inducir a mirar con menos paradigmas históricos. Hay profesores y alumnos universitarios que estarían encantados de ayudar a los Bomberos, como lo han hecho en distintas oportunidades, sin resultados conocidos.

No por ser bomberos somos los únicos que entendemos a los bomberos y su problemática. Somos bien especiales, quijotescos podría decirse, pero humanos, no sobrehumanos, por lo que podemos leer, buscar ayuda, en una palabra abrirnos a aprender. Para apagar incendios y hacer rescates somos muy buenos, pero no para clarificar nuestro futuro y nuestro crecimiento.

Y al darse cuenta de nuestra debilidad las autoridades se aprovechan. Además tienen claro que al haber elecciones en bomberos, si cambian las autoridades lo más probable es que cambiará todo. Damos muchas ventajas en todo nivel.

Algunas veces cuando han habido intentos serios de trabajar en alguna visión que comprometa un futuro a mediano plazo de una institución bomberil, siempre han surgido personas que creen que se está perdiendo tiempo y recursos, ya que la cultura indica “que los Bomberos no lo hacemos así”.

Si nunca planificamos seriamente y a mediano plazo, nunca tendremos claro hacia donde queremos ir y por lo mismo nos llevarán a donde quieran. Como dice Lewis Carroll en su “Alicia en el país de las maravillas”:

Alicia: ¿Qué camino debo tomar para salir de aquí? Minino de Cheshire: “Depende a donde quieras llegar”; Alicia: “No me importa mucho”. Minino: “Entonces toma cualquiera y llegarás a cualquier parte”

Hay que trabajar en planificar lo que se espera de la institución a mediano plazo. Ni siquiera postulo que sea a largo plazo, pero buscar, consensuar y fijar una política institucional que deberá aplicarse en un determinado plazo. Que sea posible de cumplir, evaluar y ser consistente en el tiempo.

Sólo así se podrá plantear a las autoridades que esperan los Bomberos para el futuro y qué creen que podrán cumplir. No sólo la visión histórica que es formidable, sino la futura. Ese es el desafío de los nuevos tiempos.

Y planteadas las cosas con seriedad, el Estado tendrá que estudiarlas, evaluarlas, aceptarlas o proponer alternativas, lo que sin duda también dará la posibilidad a los Bomberos de prever su futuro.

Si uno condujera un vehículo sólo mirando por el espejo retrovisor, chocaría y eso es lo que muchos no queremos que suceda a los Bomberos chilenos.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

y de que manera colaboraste para cambiar esta situación cuando ostentaste un alto cargo en la Junta Nacional? No será tarde ya para reclamar tanto si cuando tuviste las herramientas no lo hiciste?

Ernesto Sanhueza

26/1/06 18:19  

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