06 junio, 2009

Un gran hombre nos ha dejado


Ha fallecido un gran hombre y gran Bombero.

En ATINA BOMBEROS, estamos muy tristes por la partida al cielo de nuestro gran amigo Eugenio Díaz Flores (Q.E.P.D.) Director Nacional de Bomberos de Chile y Presidente Regional de la Región de Valparaíso, que hasta un par de años atrás fuera además Superintendente del Cuerpo de Zapallar, del cual fue uno de sus fundadores en el año 1962 y donde fue distinguido con el título de Director Honorario.

La trayectoria bomberil de Eugenio es brillante.

Contaba con modesto orgullo, que junto a otros amigos y vecinos partieron consiguiendo una motobomba de un fundo de la zona, la que instalaron en una carretilla o un poquito más y que arrastraban para apagar los incendios, sobre todo forestales y de pastizales que se producían en su Zapallar natal.

Al tiempo se organizaban como Cuerpo de Bomberos, con pocos medios y mucho espíritu y comenzaban una larga y fructífera vida como tales, obviamente con Eugenio como su primer Comandante, cargo que ejerció por 18 años.

Ése era Eugenio. Siendo el gran impulsor, no le interesó ser Superintendente sino Comandante, para estar ahí frente al fuego, dando todo de sí mismo, enseñando a los suyos y cuidando de ellos.

Después fue Superintendente por 21 años.

Anécdotas tenía por miles y las narraba con esa picardía y modestia innata tan suyas. Los que tuvimos la bendición de contar con su estrecha amistad aprendimos mucho de él, de sus experiencias y de su manera pragmática de solucionar los problemas. De los análisis de los problemas que hacía, de su certeza en discernir entre lo importante y lo accesorio.

En su actuar en todo ámbito, aparecían nítidos sus claros valores y profundas convicciones quizás marcado a fuego por su paso por el Seminario, que además le daban una fe, una esperanza y una paciencia muy grandes.
Tenía un profundo y generoso amor en servir, donde fuera menester. En todas partes aplicaba el amor, el desinterés, el consejo oportuno y la entrega sin límites.
¡Cuantas veces, a pesar de los suyos, se sacrificó para solucionar problemas de otros que podría haber ignorado!
La abnegación era otro de sus valores. Lindo ejemplo para los que lo vimos actuar, con ese desprendimiento propio sólo de los grandes hombres.

Quizás todo lo anterior le daba más confianza para que en la Misa dominical, autorizado por el párroco, se dirigiera a los feligreses exigiendo su compromiso también con el Cuerpo de Bomberos, lo que le trajo buenos resultados.

Afable pero enérgico, era sagaz en sus apreciaciones y poco o nada se le escapaba a su apacible pero profunda mirada.

Si no era imprescindible intervenir, podía callar hasta encontrar el momento oportuno para entregar su pensamiento, el que siempre estuvo condicionado por el sentido común, la honestidad y el cariño que ponía en todas sus acciones.

Afortunadamente Eugenio recibió hartos honores en vida, seguramente menos que los que merecía, pero los tuvo y eso es reconfortante para nosotros los que con modestia y mucho orgullo nos sentíamos sus amigos de verdad.

Estando en confianza se explayaba en sus pensamientos, era crítico y auto crítico y como lo comentamos muchas veces, para mí era muy significativa la educada pachorra con que se enfrentaba a planteamientos de las autoridades civiles o bomberiles, no importando su tamaño o su peso relativo.

Él como representante primero de un Cuerpo de Bomberos chico, discutía de igual a igual con los jefes de los más grandes, fijando su posición de manera abierta y clara, sin complejos, envidia ni resentimientos como varios lo hacen, consiguiendo el respeto y la atención de los otros, que reconocían en él a un Bombero de verdad, que conocía todo desde el principio y que tenía la experiencia de haber desarrollado una institución.

Además tenía amistad con muchos próceres bomberiles, con los que se conocían bien.

Tenía mucha fuerza y resilencia. No tenía problemas en insistir en lo que creía y anhelaba, hasta conseguirlo. Como decíamos, tenía mucha fe en sus convicciones y normalmente estaba en lo cierto.

Su gran capacidad de trabajo y su amor por la causa bomberil, lo tuvieron trabajando hasta que la muerte lo sacó de sus funciones, pero hasta la última vez que pudimos conversar, cuando con mi señora lo visitamos 10 días atrás y estaba ya seguro que le quedaba poco en este mundo, seguía preocupado por los problemas de la Región y por el proyecto regional que significará obtener 30 carros a los Cuerpos.

Lamentablemente no alcanzó a verlo ejecutado por problemas políticos, pero está todo aprobado, financiado y completado. Falta sólo el vamos que debe dar el Gobierno. Esa preocupación lo torturó y la pena se la llevó. No pudimos contarle que hay bastantes posibilidades que se apruebe en los próximos días.

Además de su accionar bomberil, que le llevó a dejar el Cuerpo de Bomberos de Zapallar con dos Compañías, Eugenio estuvo siempre preocupado de todos los detalles para tener mejores Bomberos, más capacitados y que actuaran con seguridad para ellos y los demás.

Fue así, que siendo Súper de Zapallar, Vicepresidente Regional por la Provincia de Petorca y miembro de la Comisión Revisora de Cuentas de la Junta Nacional, asumió el cargo de Vicerrector de la Academia Nacional de Bomberos, sede Quinta Región, que ejerció por cuatro años, los que fueron sin dudas los mejores para esta sede.

Todo lo hacía en forma modesta y silenciosa. No le gustaba hacerse notar y reaccionaba casi con molestia ante las felicitaciones por sus éxitos, pero en esa trasparente picardía que reflejaban sus ojos, se notaba la satisfacción por el trabajo bien hecho que se reconocía.

Nunca supimos que le gustara ejercer cargos. Era una labor que el servicio le imponía y él con su tremenda disciplina y amor, lo asumía y ponía todas sus fuerzas y creatividad en hacerlo bien y lo conseguía. Por ese mismo círculo virtuoso, lo reelegían y seguía ejerciendo cargos, con la misma humildad y energía ya comentadas.

Sin dudas para mí, Eugenio era una persona de excepción, que conocí por apenas once años pero que parecían muchos más por el lindo grado de confianza y cariño que nos profesamos.

Tuvimos bastantes anécdotas juntos, relacionadas sobre todo a lo bomberil, las que rememorábamos muchas veces al calor de una comida en algún lugar sencillo y tranquilo, acompañados por una botella de vino, que disfrutábamos mucho.

Siempre cariñoso y preocupado de la familia, suya y mía. Mis hijas han sentido su partida casi tanto como yo, ya que también tuvieron oportunidad de compartir con él y quererlo.

En mi casa, con mi señora y María Ester también hicimos buenas migas, todas amparadas por la sencillez y el cariño que irradiaba Eugenio. El dolor por esta pérdida la acongoja mucho ya que también compartió con él esa cercanía y amistad franca y desinteresada, la que la llevó a estar junto a él y yo en los hospitales y clínicas en que estuvo en el último tiempo, prodigándole el cariño que merecía.

Lástima que la última botella de buen vino que nos regaló y que quedamos en beberla juntos, quedó cerrada a la espera de esa oportunidad que no se dió.

Te agradecemos querido Eugenio tu amistad, tu cariño y el ejemplo que nos diste y que se resume en hablar poco y hacer harto.

No me cabe duda que desde el Cielo nos seguirás apoyando. Muchas gracias por todo.

Hoy te acompañaremos junto a cientos de Bomberos tristes a tu última morada terrenal, donde quedarás junto a tu querida esposa y tus antepasados, pero tu recuerdo permanecerá para siempre por tus obras.


ATINA BOMBEROS

PS. Ya de vuelta a casa, dejamos constancia que hemos participado en uno de los funerales mas lindos que puede esperar un Bombero, donde la ciudadanía y tus queridos Bomberos, te demostraron lo mucho que te querían y agradecían todo lo que hiciste por esta noble causa.