08 febrero, 2007

El muy querido Valparaíso


¡¡Pobre Valparaíso!!. Casi siempre que hace noticia es por algo malo y triste, tanto para la ciudad como para sus habitantes.
Para ATINA BOMBEROS no es una disgresión encabezar así un artículo, ya que todo se junta en lo mismo, como intentaremos explicarlo.

Pareciera que el siglo XX le hizo mal. Desde el feroz terremoto de 1906 inició un descenso que no ha sido posible revertir a pesar de los esfuerzos que se han hecho, sobre todo en los últimos años.

Si bien Valparaíso nunca fue fundado ni proyectado, fue la matriz fecunda de donde nacieron y se desarrollaron en sus inicios tantas instituciones privadas señeras en la historia y devenir de Chile.

Lamentablemente parece que todo se trasforma en historia.

Tienen un poco de razón los porteños que con desánimo tienden a quedarse sólo en el glorioso pasado y no visualizan y luchan por el futuro.

La ciudad además de envejecer, en su pequeño plan se ha ido achicando: Después de los sucesivos terremotos y grandes incendios han sido más los edificios que quedaron con menos pisos o los sitios eriazos, que los nuevos que se han levantado. Sobre todo en el casco histórico.

¡¡Que desesperante situación para una ciudad que ha logrado ser declarada Patrimonio de la Humanidad y que debe luchar para mantener esa condición!!

Que difícil mantener y preservar los edificios históricos, si la hermosura de sus actualmente bien pintadas fachadas, en demasiados casos se contrapone peligrosamente con su interior, donde se han hecho una gran cantidad de subdivisiones que albergan a mucha gente de escasos recursos en las otrora amplias habitaciones, con una precaria (por ser generoso) seguridad.

Quién autoriza o supervisa esas subdivisiones es desconocido, pero todos sabemos, incluidas las autoridades que es una situación que se repite en muchísimos edificios y que sólo sale a la luz cuando hay una desgracia.

Los bomberos lo han denunciado siempre: Lo difícil que resulta el avance al interior de un edificio siniestrado, debido a la existencia de candados instalados en las subdivisiones con el fin de dar privacidad a las diferentes familias que las habitan.

Mejor no pensar que en muchas también se cocina, seguramente con gas licuado y en las conexiones eléctricas recargadas... ¿Vías de escape?

Por otro lado las compañías de seguros son reacias a cubrir los riesgos de incendio de varias de estas edificaciones, suponemos en ATINA BOMBEROS que justamente por el mal estado de conservación en que se encuentran muchas o el destino actual.

Resultado: Aumento del riesgo, de la inseguridad de los habitantes y de la carga de fuego que unido a la incapacidad de muchos propietarios de hacer mejoras que además posiblemente no podrían asegurarse, van acelerando el círculo vicioso.

Por otra parte ser propietario de un inmueble declarado monumento histórico o de interés histórico o como quiera llamársele es una responsabilidad y una limitación muy grande, casi heroica, dándose situaciones del “perro del hortelano”, como la de la tristemente llamada “Ratonera”, que deprime a los porteños y al mundo. Un edificio Cousiño tan lindo e imponente hasta hace unos años...

Creo que nadie hoy en día puede alzar una voz condenatoria por esta situación, ya que se arrastra desde mucho tiempo y aún no se encuentra una solución. Quizás ahora se complica más por la calidad de patrimonio de la Humanidad que es una espada de Damocles en ese sentido.

Lamentablemente en los edificios del casco histórico está el germen de su propia destrucción: Antigüedad, poca o nula mantención del mismo, de las instalaciones de gas, agua, alcantarillado y eléctricas. Habitados por mucha gente de escasos recursos... Con pequeños comerciantes o artesanos en sus pisos bajos, que normalmente no son los más preocupados por la seguridad. ¿Qué se puede esperar para el futuro?

Es triste comprobar que las pasiones de todo tipo, políticas, de protectores de animales, del medio ambiente, de minorías, cada una en forma egoísta defienden sólo sus intereses y nadie quiere ver la ciudad en forma holística.

Y el resultado, Valparaíso decrece en población según el último censo y el promedio de edad de los porteños se proyecta cada día más alto.

Bueno, no es la ocasión para desanimarnos más en muchas mas cavilaciones que se pueden hacer sobre lo que le ha pasado y le pasa a nuestro querido Pancho. Dios quiera que algún día no muy lejano aparezca un líder, con visión, inteligencia, voluntad, rescilencia y poder que logre aunar voluntades para revertir este negativo decaimiento que sufre esta otrora gran ciudad, única por sus características urbanas y humanas, tanto para Chile como el mundo.

Entrando más al tema de ATINA BOMBEROS, tenemos que señalar que Valparaíso desde sus inicios como ciudad ha sufrido mucho muchas veces y ha salido adelante, cada vez con más limitaciones, pero sigue contando con fuerza y el espíritu de sus habitantes y de muchos más que lo quieren, por lo que todos los porteños de corazón debemos renovar nuestro compromiso de trabajar en lo que podamos ser útiles.

Ya decíamos que hasta el siglo XIX todo iba bien en Valparaíso. Habían sucedido muchos grandes incendios que habían llevado a formar el primer Cuerpo de Bomberos el 30 de Junio de 1851, cuerpo madre que dio el inicio de la más hermosa de las actividades voluntarias de nuestra Patria, en que hoy 35.000 bomberos y bomberas velan por los habitantes de todo Chile, con abnegación, constancia, profesionalismo y disciplina.

En el historial de Valparaíso y por ende de su Cuerpo de Bomberos desde 1851, aparecen muchos grandes incendios y catástrofes que costaron gran cantidad de vidas humanas y enormes daños materiales, con mejores reconstrucciones materiales en el siglo antepasado que posteriormente.

Hay que recordar además de los incendios, otras desgracias, como el bombardeo de la escuadra española en 1866, la epidemia del cólera en 1886/1887; el derrumbe del tranque Mena en 1888; el terremoto de 1906 y los siguientes, que ocasionaron cuantiosas muertes y pérdidas materiales.

Entre los incendios sin duda que el más recordado y emblemático es el del 1º de enero de 1953 donde 52 personas perdieron la vida, 36 de ellas Bomberos Mártires, pero hubo varios más, como el de Chacabuco con Carrera en 1936, donde murieron 35 personas o el de la disco Divine en 1993, con 18 muertos.

Pero un incendio que merece un hito aparte como me recordaba mi gran amigo y compañero de Bomba Claudio Chaparro que además me proporcionó más información, fue el sucedido en el Portal Ross en 1914, por similitudes con el del 3 de febrero de 2007.

El portal, construido en 1880 originalmente de dos pisos, estaba ubicado prácticamente a una cuadra de la por estos días llamada “zona cero”, entre las calles Cochrane, Clave y Pasaje Ross (hoy almirante Pérez Gacitúa), habiendo soportado tan bien el terremoto de 1906 que se le adicionaron dos pisos más de material ligero, con el objeto de destinarlos a arrendamiento.

Ese domingo 3 de mayo de 1914, el Sr. D. Composto, comerciante y residente en el edificio, al regresar del teatro junto a su esposa cerca de la medianoche, percibió un fuerte olor a parafina, que salía de la mercería “La Casa Amarilla”, uno de cuyos propietarios residía ahí también, pero no se encontraba en casa y no había llaves disponibles, por lo que no se pudo ingresar a la mercería.

A los pocos minutos, una horrible explosión se sintió y dio comienzo a un incendio que consumió todo el edificio y sólo el eficaz trabajo de los bomberos impidió que se propagara a los edificios contiguos, que ya humeaban. No obstante el buen trabajo y un cable por el que bajaron varios habitantes, perdieron la vida cerca de 20 personas.

Después se supo que además de la inquietud del Sr. Composto, otros vecinos habían hecho denuncias a los guardias cívicos pues sentían el fuerte olor a parafina y aguarrás que emanaba de la ferretería, pero no se tomó medida alguna...

Mismo barrio, misma situación, similar resultado, noventa años después...

Lo que no cambia y Dios quiera nunca cambie, es el eficiente y abnegado trabajo de los bomberos, que aparte de extinguir eficazmente el incendio y evitar una mayor propagación, silenciosa y estoicamente han extremado su esfuerzo para permanecer continuamente en el lugar de la tragedia, compatibilizando su trabajo personal con el de bombero y descansando cuando se pueda.

Importante apoyo ha entregado el Consejo Regional de la Quinta Región y en especial su Presidente, coordinando la concurrencia de los cuerpos de la región, algunos pequeños, que igual se las han arreglado para ir al llamado de ayuda hecho por el de Valparaíso. Lo mismo sucede con los bomberos de Santiago y Ñuñoa que han permanecido ya casi una semana, con carros, perros y equipos.

Así se da un ejemplo de lo que siempre debe suceder con los Bomberos: Unión y apoyo coordinado y solidario, sin importar el tamaño del que entrega o recibe, sino el deseo de ayudar a sus hermanos en una oportunidad en que lo requieren.
No es primera vez que se da por lo demás.

También demuestra que no es necesario que cada Cuerpo tenga elementos para todo tipo de emergencias, ya que siempre será insuficiente y también será posible que lleguen otros a apoyarlo, con material y personal especializado.

Cuando las emergencias son tragedias, nadie por sí solo tiene la capacidad y los elementos para controlar todo, por lo que así debe entenderse el trabajo eficiente, ya que con alguna coordinación que hacen las autoridades de gobierno, otras instituciones como carabineros, fuerzas armadas y personal municipal, colaboran y prestan apoyo con lo que poseen según sus responsabilidades.

Hay que recordar a los bomberos de Nueva York para el atentado en las Torres Gemelas. No podían actuar solos. Nadie podría.

Arduo trabajo de todos, sobretodo de los bomberos de Valparaíso, que deben hacer el peso de la labor y compatibilizar sus trabajos particulares con el bomberil, como todos los bomberos chilenos por lo demás. Felicitaciones y ánimo.

Aparte de lo anterior, el futuro próximo los recargará sobremanera por la psicosis que se produce con los posibles escapes de gas, que los hará salir a innumerables llamados por cualquier olor raro que detecte la población.

Cuando está terminando la etapa en que los bomberos una vez más se han lucido y han demostrado su profesionalismo y abnegación, en ATINA BOMBEROS esperamos que no hayan más fallecidos que los recuperados y que se pueda encontrar una fórmula que permita que se reconstruya la parte perdida, que es bastante.

También esperamos que ahora que la emergencia ha sido superada desde el punto de vista estrictamente bomberil y los medios comunicacionales no la consideren en primer plano, las autoridades se acuerden que los bomberos no son millonarios y por lo tanto debe reembolsarle algunos gastos producto de la movilización que han debido hacer y no suceda como siempre, que no lo pagan, por ejemplo lo que se adeuda de la temporada 2006.

¿A alguno de los políticos y burócratas de la Intendencia de la Quinta Región se le habrá pasado por la mente que el proyecto que le ignoraron nuevamente a los bomberos de la región, contemplaba elementos que habrían sido muy útiles en esta oportunidad?

ATINA BOMBEROS