02 noviembre, 2006

Una impronta bomberil

Como se ha dicho muchas veces, el propósito de ATINA BOMBEROS es intentar alertar a los Bomberos sobre situaciones que se dan actualmente en la sociedad chilena, que son distintas a otras que se han dado antes y la única razón irrebatible es que los tiempos han cambiado, nos guste o no.

Lo que aún somos o fuimos forma parte de una realidad que ha evolucionado mucho más rápido que la mentalidad bomberil, no el servicio que presta, que es único y eficaz.

¿Por qué? Quizás porque nacimos en Valparaíso en una época de gran auge social y crecimiento comercial que bien valía la pena custodiar, aún a costa del peculio y la integridad física de varios prohombres de la época y muchos entusiastas voluntarios.

Los tiempos, las costumbres, la cultura y los recursos económicos fueron cambiando, no digo evolucionando, habiendo pasado por un sinnúmero de situaciones que nos llevan a concluir que muy poco es igual que antes.

Asimismo podríamos postular que el excesivo individualismo y particularidad que se dio al inicio del bomberismo, donde se diferenciaron nacionalidades, reglamentos, uniformes, especialidades bomberiles, etc. en el siglo XXI parece que demuestran fragilidades, ya que el sistema mismo no ha cambiado mucho y la sociedad sí, donde la unión hace la fuerza, aún cuando suene a lema.

Los expertos en desarrollo organizacional postulan que una cultura se cambia con el convencimiento que hay que cambiar, aplicando un método estudiado y dirigido paso a paso o con uno violento e involuntario. Algunos afirman que para la segunda guerra mundial la ciudadanía de Estados Unidos no quería participar, pero bastó el ataque a Pearl Harbor para que todos se alinearan para combatir.

En otras palabras: O cambia uno o pueden cambiarlo otros....

Como los directivos de las organizaciones bomberiles deben dedicar la mayor parte de su diaria labor a resolver problemas contingentes, queda poco tiempo para hacer un alto en las tareas y dejar un tiempo para pensar y planificar. Las pocas veces que se ha hecho algo de este tipo en bomberos ha tenido un gran éxito, pero si el que releva el mando no tiene mayor interés al respecto, el esfuerzo y lo avanzado se pierde.

Por eso esta insistencia de ATINA BOMBEROS en hacer pensar qué se puede hacer para fortalecer el bomberismo voluntario y autónomo y permitirle proyectarse hacia un futuro por lo menos a mediano plazo.

Estoy preparando antecedentes para un artículo que pretendo exponer sobre cómo podrían darse pasos para articular el bomberismo chileno en una organización que respete la autonomía y diferencia que hay en los cuerpos.

Por supuesto que será una idea muy preliminar ya que el tema es tan grande y pasa por tantos aspectos que necesariamente debe ser abordado bajo la conducción o moderación de un consultor senior en análisis y desarrollo organizacional.

El tema decía, tiene tantas aristas para analizar y compatibilizar, que no sólo es tan complicado como escribir y discutir un buen reglamento o establecer varias políticas y procedimientos, sino que es mucho más difícil, pues convergen muchos otros aspectos que superan grandemente la lógica que debería aplicarse en cualquier trabajo al respecto.

Y esto es lo que me lleva a esta reflexión, sobre algo que no es ni bueno ni malo, sino una realidad que se da en muchos cuerpos, sobre todo en los más antiguos.

Al igual que en las familias se da una diferente cultura en cada compañía, una impronta particular de cada una de ellas, que justamente la diferencia de las demás.

No es una crítica porque no puede haberla sino sólo un interés de establecer que para cualquier intento de articulación hay que considerar que también dentro de los cuerpos hay muchas visiones, subjetivas o no, que complican aún más la posibilidad de obtener consensos.

Este tema no es menor ni mucho menos, ya que como se ha dicho en otros artículos de este ATINA BOMBEROS, cuando se fundaron los Bomberos en Valparaíso, se les dio o sucedió así, una diferenciación a las compañías, ya fuera por la nacionalidad de sus integrantes o las simpatías personales de cada uno de los pioneros integrantes.

Y entre las tradiciones que siempre se alaban y se comentan con mucho orgullo en esta hermosa actividad, junto con la entrega voluntaria a la causa de servicio, son justamente las particulares de cada compañía, que también deben ser las que atraen a las personas para participar, ya que como también se ha dicho, la amistad y la comunidad de pensamiento en los cuarteles han permitido mantener esta larga trayectoria de los bomberos chilenos.

Es común que se hable de “el Cuerpo” y “mi Compañía”, pero tampoco esto es uniforme ya que en algunas Compañías o quizás algunos bomberos en forma particular, utilizan un lenguaje diferente, tratando a todo oficial como “mi”.

Estamos claros que no somos fuerzas armadas ni de orden, donde una situación como la descrita no podría presentarse, de lo que nos honramos no por ser anti militaristas ni mucho menos, sino porque a todos los bomberos nos gusta como funcionamos en el sentido que el respeto a nuestros superiores está dado por nuestra vocación de servicio y no por una obligación muy entendible por lo demás.

También en las fuerzas armadas hay distintas especialidades que diferencian y marcan el comportamiento de sus miembros o tradiciones históricas que orgullosamente resaltan en los regimientos o unidades, lo que es motivador.

Y es curioso e interesante entrar al cuartel de una Compañía hermana del mismo Cuerpo y comprobar que aparte del mismo ideal de servicio, hay tantos aspectos especiales que hacen que se note la diferencia entre una y otra, marcando también como es lógico el comportamiento de sus bomberos, que además está enmarcado por lo que establece su propio reglamento.

Estos reglamentos que son coincidentes en lo fundamental con el del Cuerpo, también condicionan el comportamiento de sus integrantes lo que es natural, pero lo malo es que en muchos casos las faltas no son sancionadas en forma congruente entre una y otra Compañía y como cada una tiene también un grupo colegiado que las administra llámese Consejo de Administración o Junta de Oficiales o Consejo de Disciplina para las sanciones, la justicia dentro de ellas también es diferente a la de las otras.

Como hemos dicho no postulamos que sea mejor o peor y ni siquiera si esto es bueno o no para el bomberismo, sino que es una realidad que escapa de lo valórico, económico, social o cultural, pero que hay que tener en cuenta.

Y es así que a todo bombero al encontrarse con otro de otra compañía, le bastará ver el número en su casco para intuir su comportamiento y casi su manera de pensar, ya que todos conocen las características de esa compañía.

Por lo mismo la experiencia indica que un mismo texto general en discusión, por ejemplo una reforma de estatutos o reglamento del cuerpo, será analizado con muy diferentes ópticas en cada compañía, lo que si bien enriquece el análisis también lo dificulta, ya que el sistema bomberil contempla que participen y deliberen todos sus miembros.

Entonces ningún cambio será fácil sobre todo porque no sólo se analizarán desde un punto de vista lógico y corporativo sino habrá un tremendo factor psicológico que en algunos casos podría pesar más que los otros.

Pero si lo que hemos comentado latamente para las compañías de la gran mayoría de los cuerpos antiguos proyecta que no son fáciles los cambios, hay que imaginarlos si se le presentan a los 308 cuerpos que existen a la fecha (si no han aparecido otros más).

Será una gran tarea y muy dificultosa, ya que como también lo hemos dicho en ATINA BOMBEROS, cada Cuerpo es independiente de los otros pues es una entidad jurídica autónoma, por lo que cualquier cambio lo interpretará a su manera.

Como lo hemos planteado antes y lo reiteramos ahora, no se pueden esperar cambios rápidos por parte de los bomberos sino que debe comenzar a planificarse un método que aliente muchos pequeños cambios en las diferentes organizaciones bomberiles con el propósito de crear conciencia, si es que hay real interés, en articular una representación a nivel nacional.

Aunque el lector no lo crea así, hay muchos bomberos que están preocupados al igual que ATINA BOMBEROS en la situación presente y futura de nuestra actividad y están tras la búsqueda de acciones que puedan ser eficientes.

Por ejemplo hacer un reglamento único para las compañías es una posibilidad, que no gusta mucho a los que defienden la individualidad, pero que es necesaria en cuanto a normalizar las sanciones por ejemplo. En otras restricciones que sean constitucionales y legales que deseen mantenerse no debería haber problemas.

Ojalá en varias organizaciones bomberiles se crearan grupos de reflexión, que preparen antecedentes para los directorios y superintendentes, que pudieran ser analizadas y discutidas con altura de miras, porque somos varios los que tenemos al menos la intuición que no podemos seguir así, pensando que si seguimos haciendo lo mismo nos aseguramos un futuro igual al pasado.

ATINA BOMBEROS