02 junio, 2006

Otra de mis preocupaciones


Releyendo las páginas finales del interesante y documentado libro “Los Bomberos de Chile”, escrito por don Christian Reyes Gavilán, secretario de la presidencia de la Junta Nacional, publicado el año 2005 por Editorial Sudamericana, reafirmé que hay muchas aseveraciones muy coincidentes con mis preocupaciones respecto al futuro del bomberismo chileno.

Por ejemplo, en la página 393 se hace un planteamiento que para mí es paradójico con respecto a lo que ha hecho el directorio de la Junta o su presidente en este tiempo:

“Es imposible omitir que la viabilidad del proyecto unitario de los bomberos ha descansado, además de sus factores históricos, conceptuales y fundantes que han revelado y confirmado su necesidad absoluta, en la persona de quien lo ha conducido prácticamente desde su fundación hace 36 años: Octavio Hinzpeter. Y aún considerando que esa conducción le ha sido confiada por la asamblea rigurosamente cada dos años, que la gestión exhibida es notable tanto en cuanto ha legitimado esa articulación integradora de los bomberos y el ingreso de estos como “profesionales de la emergencia” al nuevo siglo, desde luego la pregunta que queda rodando es si este proyecto ha alcanzado la solidez que le permita seguir y progresar sin la presencia y ascendiente de Hinzpeter.

Seguramente en esa perspectiva, además de las personales, se explica la decisión que oficial y públicamente comunicó ante la Asamblea Nacional en junio de 2004: en el evento de que fuera electo presidente nacional – como ocurrió – para el lapso 2004 a 2006, este último año su nombre no estará disponible para postular nuevamente a ese cargo. Junto con ello anunció que, de ser elegido, su labor se abocaría a una especie de “transición” que ha definido en los siguientes términos:....*.....”

*No textual: Culminar y concretar varios proyectos modernizadores como sistema de administración y control mediante tecnología y comunicación, herramientas de autorregulación y fiscalización. También abocarse a un cambio en las estructuras, procesos e instalaciones de la Academia Nacional. Mantener el esfuerzo de descentralización equilibrado con la unidad de los bomberos.
“Todas estas son tareas que quisiera ver, al final de este período, estabilizadas y operativas” (textual de un discurso citado)

No me queda claro si en los términos de ese anuncio de transición estaban incluidas políticas o procedimientos que permitieran efectuarla.

Estoy de acuerdo con la totalidad del primer párrafo de la cita del libro, especialmente su parte final.

(Si esas políticas o procedimientos existieran en la actualidad y se cumplieran, presento mis excusas de inmediato, por éste y los anteriores artículos al respecto. Si no existen, no puedo creer que se pensara que una descentralización sería posible y menos aún, una transición)

En artículos anteriores de ATINA BOMBEROS hemos comentado que en la Junta Nacional existen las instancias y las estructuras, pero falta la articulación de éstas para que puedan siquiera intentar funcionar y eso no puede suceder a menos que se establezcan un reglamento de la Junta y políticas y procedimientos que se cumplan.

Aquí es donde creo que además de lo que se ha avanzado tecnológicamente, debieron darse pasos concretos y grandes que no se han dado. Según el estatuto vigente (y el reglamento inexistente) todo está tácitamente concentrado en el Presidente Nacional, porque no está definido, con lo que todo queda entregado a su buen criterio, que sin dudas ha existido, pero no hay posibilidad de delegación.

Por ejemplo, existen tres vicepresidentes que no tienen función alguna, cuando podrían ser tres personas que asumieran responsabilidades y atribuciones que ayudaran en la administración de áreas importantes o zonas geográficas del país, o lo que el directorio determinara.

Tampoco la tienen los Consejos Regionales cuyos presidentes son además Directores Nacionales.

Mientras el Directorio no presente a la Asamblea una reforma a los Estatutos de la Junta y/o se haga un reglamento que defina las funciones del Presidente, de los vice o del Consejo Ejecutivo, no será posible descentralizar o avanzar al respecto.

En realidad lo que está escrito en los estatutos de la Junta está pensado, según yo, para que la dirija la persona que le dió vida, trabajó por ella, la formó y la hizo crecer, sobreentendiendo que esa persona siempre haría lo mejor para ella y no necesitaría ayudas, ni ponerse en el caso que si no estuviera, otro recibiera las herramientas para también poder hacerlo bien.

En la Junta hay una gran infraestructura para apoyar la gestión del presidente y que le entrega la mejor información disponible (no toda porque nadie está obligado a darla), lo que está bien, pero esa infraestructura tan costosa debería servir para apoyar también a los consejos regionales y a los cuerpos, los que deberían sentirse obligados a utilizarla por su conveniencia.

Y digo sentirse porque no están obligados y es lógico que no lo estén ya que no sabrían a qué estarían obligados, pues no hay reglamentos ni políticas escritas. Si existieran podría pensarse también en otras instancias que ayudaran a la integración de los bomberos.

Unos pocos piensan que algunos consejos regionales no están preparados para administrar bien sus regiones, lo que no comparto, porque desde unos tres o cuatro años atrás cuando se les entregó la responsabilidad de gestionar las Ayudas Extraordinarias han funcionado perfectamente hasta hoy, sin reclamos de los Cuerpos que son los mas interesados.

Además que los presidentes regionales son Directores Nacionales, por lo que si no fueran capaces de administrar sus regiones, ¿cómo podrían hacerlo con la Junta?

No sé por qué nunca han querido preocuparse de esto, para mí, tan importante...

No hay que ser muy docto para entender que para descentralizar se debe traspasar el poder de decisión y la responsabilidad de la cabeza a los segmentos medios de la organización y claramente eso no ha sucedido.

Delegar es difícil, sobre todo que el que delega esperaría que los delegados hagan las cosas igual que él, lo que no siempre ocurre, pero si las decisiones están bien y conforme a lo reglamentado, aunque duela hay que respetarlas y jamás contradecirlas.

También hay que entender que todo cambio debe ser cuidadoso y por pasos, para dar la oportunidad de corregir lo que no anda bien, pero debe iniciarse y mantenerse, capacitando a los que reciben las nuevas responsabilidades y evaluando constantemente los resultados.

Hay muchas cosas que mejorar en la administración de los cuerpos y para eso se requiere de una guía firme que asesore y ayude especialmente a los que cuentan con menos recursos de todo tipo, ya que los más grandes tienen medios y están bien organizados, además que cumplen con lo que la ley y la organización demandan.

Pero para asesorar y apoyar, hay que estar cerca de las bases y para eso se requiere de muchas personas capacitadas y organizadas, que puedan tomar decisiones lo más objetivas posibles, para lo cual necesitarán, además de su buen criterio, una guía escrita en qué basarse.

Ahora que estamos en vísperas de la elección de los oficiales nacionales y de su presidente, que es el que tiene todo el mando y por lo mismo toda la importancia, resurge la inquietud, que por lo demás no es mía ni nueva, pero la comparto:

¿Qué pasaría si por obra de un cambullón impensado, asume un bombero con su propio “casco de la sabiduría”?:

Tendría todo el poder de hacer y deshacer lo que se ha hecho hasta ahora. ¿Borrón y cuenta nueva, como podría inferirse del libro comentado?

Sinceramente no creo que pase lo que anoto antes ya que soy un convencido que el presidente se reelegirá, pero también estoy convencido que una organización tan grande e importante para Chile, merece tener una estructura organizacional reglamentada, con atribuciones y controles, que funcione y que dé la capacidad de gobernar, administrar, coordinar o como quiera decirse, de una manera regulada donde todos sepan lo que pueden esperar y a lo que se obligan al pertenecer a ella, sin depender sólo del buen criterio del que la dirige.

Si no se avanza en ese sentido me parece que lo demás son sólo pensamientos o buenas intenciones.

ATINA BOMBEROS

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Don Domingo:
Importante son sus aprensiones, pues muchas son las dudas que surgen respecto al futuro de la Junta Nacional, una vez que termine Hinzpeter su gestión.
Para mi gusto una Institución de esta jerarquía debe contar con un un estatuto moderno y claro y con un reglamento más claro aún para sacar adelante los procesos necesarios de crecimiento de los bomberos. Pero, lo más importante es que se de cabida a la renovación permanente de sus autoridades, pues me parece tremendo que una persona dirija 36 años una institución como la JNB. Yo creo que en todos estos años debe haber habido muchos candidatos sólidos en diferentes Cuerpos de Bomberos de la zona centro, para haber comandado esta tarea, y seguramente quedaron en el camino. Me acuerdo siempre de las citas a Enrique Mac Iver, del curso Conductas Bomberiles, en que el bombero en nuestra organización aprende a ser ciudadano, valores como la democracia y la solidaridad, etc. Y un principio democrático fundamental es la renovación de las autoridades, sin perjuicio que los propios reglamentos establezcan formas de proteger el avance del sistema con normas de reelección, pero por cortos períodos. Debemos darnos cuenta del mal que significa tener una misma persona al frente por muchos años. No hay que temerle a los cambios y los que están en cargos de autoridad deben tener el suficiente liderazgo para encontrar futuros sucesores, de eso también se trata el dirigir.
Usted mismo podría haber sido un digno presidente nacional.
No nos quedemos en simples declaraciones de intención, hay que ser motores del cambio y yo humildemente desde mi tribuna fuera de la organización, sugiero buscar nuevos hombres para los nuevos tiempos, los que sin duda existen y en gran cantidad.

5/6/06 16:14  

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